La Laguna de Rocha tiene su documental


El espejo de agua se encuentra en Esteban Echeverría y cubre un área de 1000 hectáreas. Según Víctor Bailo, lo más llamativo del ecosistema que se creó en ese entorno es que “es un territorio de fuertes contrastes sociales donde conviven barrios cerrados y tierras tomadas, hermosos paisajes naturales y construcciones de un gran valor histórico, rodeadas de misterio y abandono”.

“La idea no es que sea un documental tradicional, en el sentido de lo argumentativo o de lo que debe hacerse, tampoco de bajadas de línea sobre lo que debe ser un humedal. Busca reflejar la propia vida de la laguna, como si fuera un personaje más y, a la par, ir registrando todo lo que sucedió y sucede dentro de ella. Gente que va a trabajar, que va a hacer investigaciones, que pasean, viven. Es decir, cómo la gente se relaciona con ese espacio”, explicó el director.



Descripción de la obra. “La película cuenta un año en la laguna de Rocha, que es un espacio que se decretó como reserva a finales del 2012. Entonces la película busca contar un poco el esfuerzo y al vida misma dentro del entorno y del ecosistema de la laguna. Es como la principal testigo de las personas que transitan por ella y de los ciclos naturales que tiene a lo largo de las cuatro estaciones”, contó Bailo.

Además, destaca que el espacio que se relata en el documental “no es solo lo visible”. “Es un territorio, y sobre todo acá en el Conurbano, no es sólo lo que se ve. Si no que debajo hay muchas historias. Y en el caso de la laguna de Rocha, es una historia muy rica porque va desde batallas y asentamientos de los ‘querandíes’; buscamos redescubrir las huellas que todavía están ahí. Quizás sea un espacio un poco abandonado, pero que mantiene las huellas presentes de lo que fue alguna vez, y que es parte de nuestra identidad”, señaló.

El surgimiento de una idea. Como toda producción fílmica, sin una idea preconcebida es imposible realizarla. Es por eso que Bailo destacó el hecho de tener que realizar una investigación en el marco de un curso de posgrado, como puntapié para el documental.

“Al principio no tenía forma de película ni mucho menos. Pero me entere de la actividad que hacía un colectivo ecológico, ‘Unidos por la Laguna de Rocha”. Me enteré de su lucha, estaban bastante solos, y me pareció fascinante ese punto: que un grupo de vecinos, jóvenes, intentando encontrarle la vuelta para que no se sigan apropiando de un espacio que es de todos”, comentó.

El cineasta destacó el hecho de que la laguna sea declarada por ley Reserva Natural, a fines de 2012, ya que es un reconocimiento a “la lucha” de grupos por la ecología. “Pero la ley no garantiza ni concluye nada, porque la lucha sigue estando y los conflictos también. En ese sentido, la película tampoco clausura nada, y no podría hacerlo, porque la lucha es constante y a la ley hay que cumplirla, y hay que reglamentarla y también hay que hacer cumplir ese reglamento. O sea, que es una historia que se vuelve cada vez más interesante. Es algo que no va a terminar”, sostuvo.

La obra también contó con el apoyo del INCAA, algo que Bailo destacó, “porque es un impulso y un subsidio que, de no contar con ellos, hubiera sido complicado realizar el documental”.

Otros grupos participantes. Además del apoyo del INCAA, Bailo enumeró y agradeció la participación del colectivo ecológico, de los vecinos del barrio de 9 de Enero de Esteban Echeverría y de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR).

“El colectivo ecológico me dio el conocimiento del lugar, las guías, nos asistieron productivamente. Además, han participado más de 30 personas. Ellos nos ayudaron muchísimo porque nos abrieron sus puertas y sus corazones, y participaron mucho en la película. La colaboración también de ACUMAR, porque el ecosistema de la laguna también se engloba dentro de lo que es esa iniciativa”, destacó.

Participación en festivales. El realizador del documental “La Laguna” se refirió a la intención de posponer el estreno de su película ya que tiene la “intención” de participar en festivales de cine regionales. “Hay varios festivales de tipo ambiental y otro, que es el Festival de Cine del Conurbano, que se hace todos los años, y que estaría bueno participar, para que nuestras imágenes puedan circular y ser vistas. Son imágenes muy particulares, por su historia, por su problemática. Y estos festivales van a acorde con los lugares donde nos queremos presentar, porque es una película que va a buscar su público, no es que sea algo comercial masivo”, destacó Bailo.

Y concluyó: “El documental tiene que buscar su público, y considero que el que buscamos tiene que ser uno ávido de conocimiento, de discusión, de generar ideas, de plantear debates y que trate de modificar lo que tradicionalmente fue el Conurbano, como un lugar sin paisaje, donde todo se tapa y donde nadie ve nada salvo basura y asfalto. Hay otras posibilidades que son más efectivas, y una de esas es llevar una vida más feliz, que pueda disfrutar de mirar pájaros, de caminar cerca de la laguna misma. Parece simple, y es que en las cosas simples se funda nuestra vida cotidiana”.

El preestreno será el 21 de febrero a las 20, en la Sociedad Italiana, sobre Irigoyen 197. La entrada es libre y gratuita.