Hay personas que creen que el trabajo es más importante en la vida y que todo lo demás es secundario. Sin embargo, cualquier panorama que puede ser solapado durante el año, queda expuesto en época de vacaciones, donde la rutina laboral debería pasar a un segundo plano.
Profesionales consultados por Info Región señalaron que esa situación es “algo cada vez más común” y que aquellas personas que "padecen" esa adicción fueron bautizadas bajo el nombre de “laboradictos“.
“Cada vez es más frecuente observar que muchas personas trabajan en época de vacaciones. Muchos lo hacen porque no les alcanza el dinero para hacer frente a sus obligaciones económicas, otros porque no quieren salir solos de viaje y están los que no pueden vivir sin trabajar: este es el caso de los laboradictos”, explicó la doctora en psicología social y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica argentina (APA) e integrante de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), Mónica Cruppi.
Advirtió que “el trabajo como un objeto adictivo ofrece un escenario de placer ya que aporta dinero, libertad económica, reconocimiento social y puede llevar al éxito y al poder”. “En una sociedad en la que se privilegian los valores del consumo, la competitividad, la productividad, el éxito y la búsqueda de bienes materiales, esta adicción pasa desapercibida. Es un modo de rellenar los sentidos frente al dolor y a las terribles angustias que algunas personas padecen, como un intento de llenar un vacío existencial”, señaló.
La profesional apuntó que según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que “muchos de ellos acaban sufriendo un infarto”. De esta manera el aspecto laboral ocupa un espacio enorme en la vida de estos sujetos sobre otros aspectos de su “ser”.
“Las víctimas son en el 95% de los casos hombres y sólo el 5% restante mujeres”, explicó la doctora en psicología social al tiempo que precisó que "la mayor parte son directores y gerentes, pero también hay otras profesiones”.
Síntomas de un “laboradicto”. Cruppi señaló que la adicción al trabajo “suele presentar trastornos como la hipertensión, las alteraciones de los lípidos, el sedentarismo, somatizaciones (dolencias orgánicas) u otros procesos (ansiedad, depresión)”.
“El perfil de personalidad de estas personas incluye: altos grados de ansiedad, poca tolerancia a la frustración, impaciencia, hostilidad e hiperactividad. Son susceptibles y muy vulnerables en relación al entorno y dispuestos a obtener logros importantes a corto plazo. Suelen ser muy exigentes, despectivos, autoritarios, incapaces de delegar y controladores y asocian el valor de una persona con su éxito profesional, detalló.
Miedo a “desconectarse”. Por último, la psicóloga de APA e IPA, Diana Sahovaler de Litvinoff, advirtió que “no es posible desconectarse sin el riesgo de que se caiga el sistema, y con él una estructura en la que la persona parece buscar sostén y acompañamiento y que lo va llevando a alejarse de su entorno inmediato”.
“El estar conectado, contradictoriamente, se transforma en un refugio para evitar la incertidumbre del contacto con personas y paisajes diferentes, con la necesidad de relacionarse, de salir de la soledad y de disfrutar de la curiosidad, lo nuevo y lo imprevisto. O dejarse llevar por la sensación de que simplemente no hay nada especial que hacer”, finalizó.