Martín comenzó estudiando derecho, pero al comenzar se dio cuenta que le gustaban más los números que las leyes, y cambió esa carrera para aprender más en profundidad matemáticas. Laura, en tanto, comenzó con Periodismo, pero a lo largo de los cuatrimestres comprendió que su forma de ser encajaba más con Comunicación Social. Estas situaciones son comunes, y más en los más jóvenes.
La vocación es un llamado interior pero son contadas las personas que tienen en claro a edades tempranas lo que desean hacer en la vida. Y muchos también creen saberlo y posteriormente cambian de parecer. A veces es necesaria una exploración, concretar un itinerario por más de una carrera para tomar consciencia de lo que le verdaderamente a uno puede gustarle.
"A veces los estudios han sido una respuesta a un mandato familiar y no terminar es a la vez haber seguido ese mandato y rebelarse, como una forma de compromiso entre la presión familiar y su propio deseo. Otras veces es retardar la entrada al mundo adulto, desconocido, no necesariamente tierno, vivido como un salto al vacío", explicó a Info Región el psicoanalista Juan Eduardo Tesone.
El profesional, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Sociedad Psicoanalítica de París, señaló que "en el psiquismo humano pueden coexistir deseos muy contradictorios, que no siempre son conscientes". "Por ejemplo uno piensa que desea tal cosa e inconscientemente desea lo opuesto. Es difícil generalizar, cada persona puede tener motivos muy diversos", apuntó.
Indicó que "a veces el estudiante aventajado encuentra un empleo remunerado y se va fascinando con la posibilidad económica de hacerse autónomo tempranamente, y no ve diferencia con obtener el título". "Esto es particularmente cierto en carreras ligadas a la informática, donde no importa tanto un diploma como las competencias desarrolladas en un área dada. Pero también en otras actividades en las cuales el título habilitante no es imprescindible. Mi sugerencia es que el joven evalúe el interés o no de su título a largo plazo y no tan sólo en el corto plazo de una remuneración", advirtió.
Aclaró que todo ello "suele ser un momento complejo, que genera cierto temor". "Se pasa por ejemplo de ser un estudiante exitoso a ser un profesional más….sin prejuzgar sobre su probable evolución. Es también un período de la vida, en particular para aquellos estudiantes que no han tenido una actividad laboral, en el cual se deja el nido familiar protector. Esto es diferente cuando el estudiante se ha confrontado en sus estudios a una actividad laboral que le permitió foguearse con la realidad. Suele ser paradójicamente un momento ligeramente depresivo, de duelo por abandonar la vida de estudiante", añadió en diálogo con este medio.
El mercado laboral. El especialista señaló que es "probable que la dificultad en insertarse en el mercado laboral pueda ser desalentadora". "Muchos graduados universitarios, ante la escasa perspectiva de trabajo en su campo específico, pueden desilusionarse y abandonar estudios que la sociedad o el mundo laboral no valoriza. Ya sea por salarios bajos, por inexistencia de oportunidades o por requerir largos trayectos o hasta migraciones internas o externas", explicó.
Buscar orientación. Por último, Tesone analizó que "aquellas personas que dudan sobre su propio deseo pueden en efecto verse beneficiadas por una psicoterapia psicoanalítica, que busca en las entrañas del inconsciente las motivaciones más profundas y personales".
"En ese sentido, creo que tienen una relativa eficacia las llamadas orientaciones vocacionales, que en general evalúan habilidades en alguna área, aconsejado al joven una carrera en función de sus habilidades preponderantes….pero sin preguntarse ni sugerir al joven a que se interrogue sobre sus propios deseos. En general uno hará una buena elección si logra disfrutar con la actividad que eligió. Trabajar y gozar con su trabajo es algo maravilloso, la vida es mucho más liviana y el estímulo fuente de bienestar", finalizó.