Vivir sin violencia


“Durante 15 años sentí la culpa de que cada golpe tenía razón, y en realidad no era así.Estaba viendo el noticiero y me enteré de que se iba a abrir un grupo para tratar esta problemática de violencia. Decidí venir, me presenté, estaba en el pasillo con una foto de mi última golpiza, toda desfigurada. Cuando llegué creía que tenía un montón de cosas resueltas, pero no era así. Acá me ayudaron a darme cuenta que tenía valor como persona”. Éste es el testimonio de Susana, quien durante más de 15 años fue víctima de violencia de género y tras un largo camino hoy puede compartir su historia con otras mujeres.

“El grupo me da mucha contención en los momentos difíciles, me da fuerza y mucho amor”, destaca Adelina, quien sufrió el mismo calvario durante 25 años.

Las denuncias por violencia de género vienen en aumento en los últimos años. Según un informe de la Procuración General de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires, el año pasado se registraron 95 mil casos de violencia familiar o de género, un 41,1% más de las que se habían presentado en 2015.

Esto se debe, entre muchos factores, a que más mujeres se animan a contar la situación en la que se encuentran y salen a buscar ayuda.

“Cuando le puedo poner palabras a mi vivencia y a mi sufrimiento es que puedo aceptar esa vivencia y reconocerme como víctima”, asegura María Cecilia Silva, coordinadora del Grupo Sobrevivir de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

“Así di el primer paso para salir de la situación de violencia, dejar de ser una víctima y empezar a ser una sobreviviente”, continúa y agrega: “Esto implica haber encarado la vida desde otro ángulo para empezar a vivir sin violencia”.

Distintos colectivos aseguran que no es sencillo para las víctimas dar ese paso. A las dificultades económicas que se dan en muchas ocasiones, se le suman un sistema judicial que no las escucha y un Estado incapaz de contenerlas.

Ante esta realidad, los espacios dedicados a ayudar a las mujeres víctimas cobran especial relevancia, específicamente a la hora de tender una mano para que puedan salir del círculo de violencia en el que se encuentran.

Ésta es la tarea que realiza el Grupo Sobrevivir, que este jueves 27 de abril cumple seis años. Desde entonces, a los encuentros de los miércoles llegan mujeres derivadas de los Juzgados, los Servicios Locales o un abogado. También son muchas las que se acercan cuando conocen al grupo durante las charlas que se organizan en distintos lugares.

“Trabajamos desde las vivencias personales de cada una de las integrantes. Cada una de ellas cuenta qué le pasó, qué la trajo hasta acá”, explica Silva y añade: “El resto sugiere cómo actuaría o cuenta cómo lo hizo en situaciones similares. En ese intercambio, el grupo se fortalece, se enriquece y va creciendo”.

“Nunca se juzga a quien llega, ni preguntamos porqué aguantó tanto”, remarca la coordinadora del grupo al que asisten mujeres de todas las edades. “Lo máximo fue una señora que vino a los 74 años, después de 40 de matrimonio”, cuenta y reflexiona: “No hay límite para llegar a darse cuenta de la situación de riesgo y poder pedir ayuda”.

La idea de habilitar este espacio de contención y ayuda a víctimas surgió desde la misma experiencia de Silva como sobreviviente de violencia de género. Fue en 2011 cuando le sugirió la idea a Alicia Taliercio, titular del Juzgado de Familia Nº 12 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora y docente de la Facultad de Derecho.

La revictimización “Me animé en 1995 a realizar la denuncia, pero en ese momento no había Comisaría de la Mujer, refugio, nada. Sentí más de lo mismo porque fui violentada por el personal de la comisaría que al verme toda golpeada me dijo que me pusiera hielo o fuera a la salita que estaba por ahí”, recuerda Susana con tristeza.

Similar fue lo que le ocurrió a Adelina: “Hace 12 años me di cuenta de la situación de violencia que estaba sufriendo e inicié un trámite judicial. El juzgado que me tocó no me sirvió como acompañamiento, porque dejó el caso en pausa”.

“Si vos tenés un juzgado que es reticente o toma a la violencia como si fuera un caso cualquiera, si la comisaría te dice que tiene algo más importante y que vuelvas dentro de una semana, mientras la fiscalía diga que el golpe no es tan grave, no vamos a salir adelante”, asegura Taliercio, impulsora del Grupo y titular del Juzgado de Familia 12 lomense.

“Se puede vivir sin violencia”, destaca esperanzada Silva. “Es necesario pedir la ayuda adecuada. Muchas veces desde las instituciones donde uno denuncia se revictimiza a la persona”, lamenta.

Taliercio, desde su lugar en la Justicia, deriva a las víctimas al Grupo. “La mujer debe tomar conciencia y hacer la denuncia. Para eso tiene que tener coraje, porque comúnmente hay un temor que paraliza, una situación de inseguridad, miedo de lo que después pueda llegar a ocurrir”, afirma.

“Entonces cuando da ese primer paso, debemos abrirle las puertas y ayudarla. Hay que empoderar a la mujer, sacarla del lugar donde se encuentra para que pueda entender que ella es un sujeto de derecho, que es una persona y como tal debe ser respetada”, insiste.

Salir del círculo de la violencia es un camino difícil. Cuando los mecanismos de la Justicia y del Estado no ofrecen la contención necesaria, son los espacios de pares los que comienzan a funcionar. “Hay que dedicar tiempo y energía, pero es tiempo para mí, para estar mejor”, concluye Silva y añade: “Si quiero vivir una vida libre de violencia, bien vale el esfuerzo”.

El grupo Sobrevivir se reúne todos los miércoles de 14 a 16 hs. en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Juan XXIII y Camino de Cintura.

Desde hace dos años funciona otro grupo en el Hogar Aleluya, en el bario Los Cachorros de la localidad de Del Viso, los lunes de 18 a 20 hs.