La lectura de los economistas sobre el Presupuesto 2018


Aunque con sus diferencias, los tres economistas consultados por Info Región respecto del cálculo de gastos y recursos presentado por el Ejecutivo para 2018, aseguran que la planificación económica del año entrante es un tanto “optimista”. Con una perspectiva de crecimiento de 3,5 por ciento y un nivel de inflación apenas por debajo del 16 por ciento, los especialistas hacen eje en la reducción del gasto que, no obstante, será absorbida en parte por los nuevos aumentos de tarifas.

Además, advierten que el descenso del déficit primario también será factible por esto último, pero aseguran que el llamado “déficit financiero o total” no correrá la misma suerte como producto de la suma de intereses del endeudamiento.
En el proyecto oficial, se prevé que crecerá al 5,5 por ciento del PBI.

“El peso de los intereses de deuda se duplicó desde 2015. Pero a la hora de cumplir la meta del 3,2 del déficit primario no van a tener problema”, advierte a Info Región Sergio Chouza, del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).

Es que, según asegura, esa meta se alcanzará “por medio de la quita de subsidios”. “En el gasto por finalidad y función proyectado para el año que viene no se ve una reducción significativa en las partidas sociales ni de infraestructura, pero sí en las transferencias de capital por medio del Ministerio de Energía y Minería, que son todas las relativas a subsidios”, detalla.

No obstante, pone la lupa sobre el llamado “déficit financiero o total”, proyectado en un 5,5 por ciento del PBI para el año entrante, y en el cual sí entran los intereses de deuda.

“Se espera una caída del déficit primario, que es el déficit antes del pago de intereses. Pero cuando computas el pago de intereses, el déficit total (financiero) sube”, coincide el economista y ex diputado claudio Lozano. Según precisa a Info Región, el rubro del gasto que más se expande en este presupuesto “es el del pago de intereses de deuda” que “crece un 28 por ciento”

“Estas obligado a achicar el déficit primario, pero todo esfuerzo para lograrlo es más que compensado por el incremento del déficit financiero sobre la base del permanente proceso de endeudamiento. Es una lógica sin salida, un disparate que hipoteca el presente y el futuro de todos los argentinos”, critica Lozano.

Y reitera que si se toma al déficit global del Estado, “el 42 por ciento es de intereses de deuda”. “Es una carga imposible de afrontar y obliga a una lógica estúpida de tomar deuda nueva para pagar deuda vieja”, advierte.

De acuerdo al director de Estudio Sur y ex subsecretario de Comercio Interior, Juan Dumas, este desfasaje entre déficit primario y total se da porque “la sábana es corta”. “Hagan lo que hagan, siempre hay un flanco criticable. En este caso, lo que se ha elegido es un camino gradual para la reducción del gasto público y no un ajuste severo y traumático. Entonces, se busca lograrlo a través de financiar el gasto corriente con deuda”, resalta a este medio.

De acuerdo a las previsiones del Ejecutivo, el endeudamiento “es sostenible” y comenzaría a descender recién a partir de 2021. Según se precisa en el PDF publicado por el Gobierno, el ratio de la deuda pública neta con el sector privado y organismos internacionales pasará del 28,5% al 31,1% del PBI en un año. Alcanzará su techo en 2020, cuando será del 37,3% del PBI con intereses del 2,06 por ciento.



Para Dumas, es una “cifra prudente” en relación a “otros países del primer mundo”. “Muchos están en el orden del 100 por ciento de deuda sobre el PBI”, asegura y destaca: “Los economistas más ortodoxos iban por un ajuste más importante, con el costo social que tenga, un esquema que entiendo que se descartó. Se siguió un camino más gradual, que se está financiando en parte con la deuda”.

Lo cierto es que, según Lozano y Chouza, el ajuste es una realidad en los números del Gobierno. “Calculan un crecimiento del 3,5% para el año que viene, que es un poco optimista. Si ese crecimiento fuera menor, va a tener que ser aún más abrupta la reducción de subsidios a las tarifas o habrá algún que otro recorte, como sub ejecuciones de programas”, advierte el último.

Mientras que el primero insiste en que la reducción del gasto es a costa de “un proceso de ajuste”. “La clave del intento de reducción del gasto está en el descenso de los subsidios”, aclara y resalta: “Es como una suerte de perro que se muerde la cola”.

“Te endeudas para poner en marcha un proceso de ajuste, ajustas el gasto, pero después tenés que volver a endeudarte para pagar los intereses de la deuda que tomaste”, critica.

En el gasto primario por función se contempla una reducción del 15 al 12 por ciento de los servicios económicos, rubro que contempla la energía, los transportes y las comunicaciones, entre otros.



“Las tres claves que tiene el presupuesto son tarifazo, ajuste del gasto y endeudamiento”, resume Lozano y advierte que en el rubro energético habrá “una caída del 38 por ciento en términos reales que se trasladará a la sociedad, los hogares y las empresas”. En el caso del transporte, el gasto descenderá un 22 por ciento, señala, lo que se traducirá también en un incremento del boleto.

Meta inflacionaria. Se corrigió la pautada para este año por el Banco Central (de 17 por ciento) y se estableció en 24,5%. Sin embargo, para el año que viene el Presupuesto vuelve a ser optimista y la ubica en 15,7%. Para Lozano, esa proyección es “poco seria”, mientras que Dumas la atribuye al objetivo de “controlar” los precios.

“La meta tiene el rol de contribuir a que la inflación sea menor. Si pongo una cifra menor a la probable, contribuyo a que sea más baja por la expectativa que genero”, señala el último.

Lozano, en tanto, asegura que “la inflación núcleo es del 1,5%”, por lo que “proyectada esa cifra a doce meses, estás en un 18 por ciento mínimo de inflación”. “Además, hay que cargarle a esa inflación núcleo los tarifazos del año que viene, con lo cual menos del 20 por ciento de inflación no va a haber”, indicó.

Cintia Vespasiani