A los 66 años, un vecino de Burzaco irá a nadar a las Malvinas


Carlos Monticelli tiene 66 años. Es ingeniero, jubilado -aunque continúa trabajando- y vecino de Burzaco. Se prepara para enfrentar una de las mayores hazañas de toda su vida: atravesar a nado el Estrecho San Carlos, en las Islas Malvinas.

En el “Desafío Atlántico Sur 2018”, 21 nadadores van a recorrer tres kilómetros a través del canal de agua que separa a la Isla Soledad y la Gran Malvina con la intención de llevar a cabo “un acercamiento con los isleños”.

La actividad durará una semana, del 9 al 17 de marzo, en la que los participantes deberán convivir con los residentes en el archipiélago. “El avión nos deja en las Islas un viernes y vuelve recién el sábado siguiente. Todos esos días nos las vamos a tener que arreglar solos”, señala en diálogo con Info Región.

Según cuenta, comenzó a nadar a los ocho años en un club de Ramos Mejía, aunque por temas laborales y las vueltas de la vida retomó la actividad recién a los 30. A los 50 años comenzó a entrenarse de forma más profesional en el Burzaco Fútbol Club.

Carlos asegura que el nado en aguas abiertas “es una experiencia maravillosa y una gran oportunidad para socializar y compartir momentos muy lindos”. “Estoy jubilado, y a esta altura es muy importante tener un proyecto, sentirse parte. Eso es lo que me motiva y nadar es una sensación magnífica. Podría decir que es como volar en el agua”, expresa.

Para Carlos, nadar en aguas abiertas “no es como nadar en una pileta” y requiere un plan de entrenamiento “especial y constante”. En su caso, cuenta con la colaboración de una nutricionista, un entrenador y una deportóloga, que lo asisten para que pueda dar el máximo en cada competición.

“Es una actividad muy apasionante y muy diferente a nadar en una pileta. Requiere otro tipo de entrenamiento y otro tipo de mentalidad. Uno se encuentra en una masa de agua gigante, con olas, frío y hay que tener mucha cabeza”, explica.

Un desafío muy especial. Que el evento se realice en las Islas Malvinas no es un dato que sea indiferente para el vecino oriundo de Burzaco. Su hermano participó de la Guerra de Malvinas y tuvo la suerte de volver sano y salvo, mientras que él quedó afectado para hacer guardias de escucha.

“El tema Malvinas atravesó a toda nuestra generación, es un tema muy fuerte”, sostiene. Su conexión con las Islas no termina ahí. Además de la natación, Carlos es un apasionado por la literatura. En el libro “Cuentos de nadadores y otras disciplinas” logró reunir dos de sus máximas pasiones.

Es que cuando se cumplió el trigésimo aniversario de la guerra, en el 2012, presentó un cuento sobre el tema en un certamen que realizó una biblioteca popular de Remedios de Escalada.

En esa ocasión, forjó una relación con la familia de un soldado que está en las Islas como NN y, según expresa, “fue un encuentro muy emocionante”.

El Desafío Atlántico Sur no es una competencia más de nado en aguas abiertas. Tiene como objetivo generar un acercamiento con los isleños, y contempla actividades con familiares de caídos británicos durante el conflicto bélico.

Por su parte, Carlos asumió el desafío de intentar que algunos chicos de una escuela de Capital Federal tengan la posibilidad de generar un vínculo con sus pares de la isla. “Conseguí que chicos de primaria escribieran cartas y se engancharon mucho con el proyecto. Son cartas manuscritas en español, traducidas con la ayuda de los profesores de inglés y la intención es conseguir un colegio de allá para generar una conexión a través de las cosas simples sobre las que pueden hablar los chicos, como qué les gustan hacer, nada que pueda provocar algún tipo de rechazo”, relata.

El director de “Le penguin news”, el único periódico de Malvinas, se enteró de su proyecto y se contactó con él para conocer cuál era el objetivo de la iniciativa. “Dijo que la idea le parecía buena y nos tiró buena onda. Vamos a aprovechar esa buena onda para intentar que nos abra las puertas de alguna escuela”, afirma.

Carlos admite que es complicado hablar del tema y afirma que tiene “sentimientos encontrados”. “A mí a veces me costaba decir las Falkland, incluso Kelper me parecía un término raro, pero, de alguna manera, debemos respetar el sentimiento de la gente. Si alguien nace en la Isla es su lugar y su tierra”, dice.

“Entiendo que debemos acercarnos y fraternizar. Con la guerra no se ganó nada. En un mundo tan convulsionado como este, donde hay tantos conflictos y odio, pretender un acercamiento me parece algo positivo”, destaca.



Franco Solleiro Mlodziejwski