La presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó anoche imprevistamente a todo su equipo económico a la residencia de Olivos para evaluar el salto que sufrió ayer la cotización del dólar informal en la city porteña, donde trepó 6% en pocas horas hasta tocar los 8,75 pesos, en una escalada que parece no tener techo.
La mandataria citó al vicepresidente Amado Boudou, al ministro de Economía Hernán Lorenzino, al viceministro Axel Kicillof, al secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y a la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
Si bien no hubo comunicación oficial del resultado de la reunión, según publicó la agencia DyN quedó claro en el encuentro que existen dos posiciones enfrentadas en el gabinete económico. Un grupo, integrado por Boudou, Lorenzino y del Pont, propone endurecer los controles cambiarios y fiscales, así como los operativos en la citi porteña, además de presionar sobre los exportadores de soja para que liquiden sus divisas y así fortalecer las reservas del Central.
En cambio, Kicillof, en una curiosa coincidencia con Moreno, propone abiertamente desdoblar el tipo de cambio y crear un dólar financiero para el turismo y el ahorro interno, con una cotización cercana al “blue” y mantener el actual dólar oficial como la divisa comercial con la que debería operar el mercado de las importaciones y exportaciones.
De ese modo, creen, amortiguarían el impacto devaluatorio ya que no ejercería presión sobre los insumos industriales y la energía que el país adquiere en el exterior.
De todos modos, la posición preponderante parece haber sido la de denunciar que el país asiste a un nuevo ataque especulativo que requiere como respuesta mayor control oficial sobre las operaciones de giro de divisas al exterior que, aún legales –como la compra de activos financieros en el país, su giro a Nueva York y su liquidación en divisas en Wall Street- son objetadas por el Gobierno porque implican un drenaje constante de dólares.
En los últimos dos días, el dólar paralelo superó el valor del dólar establecido para ese tipo de operaciones (contado con liqui) al registrar una suba superior al 10 por ciento, desatada luego de que al AFIP anunciara un incremento del 15 al 20% en las retenciones aplicables a la compra con tarjetas de crédito en el exterior y a la adquisiciones de aéreos internacionales desde la Argentina.