La tensión sigue arraigada en Francia. Los chalecos amarillos, nombre con el que se designa a los manifestantes que rechazan las políticas de Emmanuel Macron, permanecen en las calles parisinas y de otras ciudades. Este sábado volvieron a manifestarse y se registraron un centenar de detenciones.
Por quinto sábado consecutivo, los chalecos amarillos salieron a las calles y hubo choques con las fuerzas de seguridad, que resguardaban celosamente el Arco del Triunfo. Se produjeron 95 arrestos, informaron fuentes oficiales.
En los Campos Elíseos, epicentro de las manifestaciones en la capital francesa, las fuerzas lanzaron gases lacrimógenos contra un grupo que intentó forzar una barrera policial. Una situación parecida se dio en la Plaza de la Ópera cuando las fuerzas del orden comenzaron a desalojar a los manifestantes.
El gobierno de Macron desplegó 8.000 agentes y 14 vehículos blindados en París, pero se suma a las que las otras regiones de Francia. En total, hay 69.000 efectivos. El Ministerio del Interior añadió que a media jornada hubo 33.500 manifestantes en todo el país y otros 2.200 solo en París.
Las protestas comenzaron para rechazar los impuestos del gobierno francés al combustible y la suba de tarifas. El pasado 4 de diciembre, el gobierno de Francia anunció el congelamiento de impuestos, tarifas y precios de combustibles. El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunciaba ese día la suspensión de la suba de los precios del gas, la electricidad y de los combustibles con el objetivo de “apaciguar” las protestas de los llamados “chalecos amarillos”.
Sin embargo, las protestas continúan. El gobierno de Macron anunció una suba del salario mínimo, pero la tensión no cede. El reclamo, por estas horas, es que se vaya Macron del gobierno. La tensión no cede: el pasado sábado fueron casi mil los detenidos, que se sumaron a los apresados durante las primeras manifestaciones y las de hoy.