15 de abril de 1957, Beverly Hills. Hollywood da la bienvenida a una italiana que dominaba la escena europea: Sophia Loren.
Nacida en Roma como Sofia Villani Scicolone llegaba de brillar con apenas 21 años en el festival de Cannes donde había sido la actriz más fotografiada y con el antecedente de haber filmado cuatro éxitos de taquilla y crítica como Orgullo y pasión, La sirena y el delfín, Pane, amore e…, y Arenas de muerte.
El escenario canónico de esos eventos eran las ‘fiestas de los viernes’ que organizaba la Twentieth Century Fox en Romanoff’s, punto de encuentro de celebridades como Carl Gable, Alfred Hitchcock, Groucho Marx, Frank Sinatra, Lana Turner o Billy Wilder. Ése fue el ámbito donde se registra -al menos hasta donde sabemos- la primera mirada ‘de reojo’ de la historia. Pero, ¿qué era lo que la Loren miraba de reojo?
La otra protagonista de la foto fue Jayne Masnfield una exuberante estrella en ascenso. Con escultural figura y cierto platinado parecido a Marilyn Monroe, protagonizó un par de películas aceptables y se movía como pez en el agua en ese ambiente en el que destacaba por su habilidad para la publicidad y permanecer en el candelero. Entre sus trucos estaba el de usar un vestuario disruptivo que le garantizaba la reprobación de los modistos pero millones de fotos en los diarios. Y fue así que la blonda se apareció en el evento no una, sino dos veces: Es que en la primera no había tantos fotógrafos interesantes.
Escotada hasta el infinito se ubicó entre la italiana y su compañero de cena -Clifton Webb- un lugar que tardó en abandonar tanto como tardó el último fotógrafo en irse. “Sólo recuerdo que la Loren me lanzó una de esas miradas asesinas y que después le dijo algo en italiano a Webb”, contaba la rubia.
Para más escándalo, un fotógrafo de la United Press International logró tomar la imagen de un pezón de la rubia que asomaba por el escote. La imagen dio la vuelta al mundo y se publicó en miles de diarios y revistas con la pudorosa tira negra cubriendo el objeto de observación de la Loren.
En Italia, la mayoría de los medios gráficos se negaron a publicarla, Il Giorno y Gazzetta del Popolo lo hicieron tras retocarlas y sólo Il Giornale d’Italia eludió la censura.
Con casi un centenar de películas y dos premios Oscar, Sophia cuenta que no le gusta que su imagen esté vinculada a esa foto que nos lleva a ver y adivinar qué veía ella en esa noche.
“Muchas, muchas veces me dan esta foto para autografiarla. Y nunca lo hago. No quiero tener nada que ver con eso. Y por respeto a Jayne Mansfield porque ya no está con nosotros”, se excusa.
“Habían organizado una fiesta para mí. Todo el cine estaba allí, fue increíble. Y luego viene Jayne Mansfield, la última en llegar. Para mí, eso fue cuando se puso increíble… Ella vino directamente a mi mesa. Ella sabía que todos estaban mirando. Ella se sentó. Y ahora, ella estaba apenas… Escucha. Mira la foto Donde están mis ojos Estoy mirando sus pezones porque temo que estén a punto de entrar en mi plato. En mi cara puedes ver el miedo. Estoy tan asustada que todo en su vestido va a explotar. ¡Boom! Y se derramará por toda la mesa”, accedió a contar la actriz en 2014 tras publicar sus memorias.
Nacida Vera Jayne Palmer, Mansfield murió una década después de esa foto. Tenía 34 años cuando durante un viaje en auto con su chofer, sus hijos y uno de sus amantes se estrelló en una autopista de Louisiana contra un acoplado de tractor.
Los tres adultos murieron y los chicos se salvaron. Tras su muerte, la autoridad de tránsito obligó a instalar un paragolpes en la parte inferior de los acoplados, una protección que aún hoy es conocida como ‘barra Mansfield’.
La rubia lo había hecho otra vez, logró que su nombre figurara en todos lados. Como ahora, que escribo estas líneas para que las leas.