A cuatro meses del inicio del acampe de los trabajadores de Canale, quienes recibieron sus telegramas de despido tras sufrir durante un tiempo el retraso del pago de sus sueldos, resolvieron levantar la permanencia pacífica frente a la fábrica.
“Fueron 120 días de lucha por la defensa de nuestro trabajo, el que nos da identidad, el que nos da dignidad, 120 días de Acampe, 210 días sin percibir un salario, cuando muchos miran para otro lado, cuando muchos hablan de paz social, nosotros demostramos que sin luchar no se logra nada, ni paritarias, ni freno a los despidos, ni freno al cierre indiscriminado de industrias. Hoy más que nunca necesitamos la unidad, debemos saber que se puede, siendo perseverantes y con un objetivo fijo la Victoria será nuestra”, resaltaron los operarios.
Semanas atrás, un grupo de operarios que se desempeñaban en la empresa viajaron a Catamarca para reunirse con el juez a cargo del juzgado Comercial de esa provincia, donde se encuentra la causa por el cierre de la fábrica. La intención del viaje fue tratar de acelerar los trámites en la Justicia para convertir el espacio en una cooperativa.
Después de meses de lucha, la Justicia les otorgó la custodia de los bienes y más tarde, lograron conformar la Cooperativa de Trabajo Metalúrgica de Llavallol (COTRAMELL). Para ello, necesitaron reunir dos tercios de los operarios despedidos, una tarea difícil “por el desgaste” por los días transcurridos y la falta de trabajo.
Pese a su conformación oficial y la certificación, resta que el juez les otorgue la fabrica para poder funcionar allí con 60 trabajadores de los 86 que fueron cesanteados el año pasado.
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“Pudimos reunirnos con el juez para tratar de acelerar los trámites porque los tiempos de la Justicia son extensos. Pudimos hablar con él y se comprometió en tratar de ayudarnos. Dijo que no va hacer nada en contra de los trabajadores”, contó a Info Región el delegado Nicolás Macchi.
El tiempo que esperan resultados transcurre mientras permanecen acampando y realizando actividades para visibilizar la lucha por sus puestos de trabajo. Con el ingreso que obtienen con la parrilla montada frente a la metalúrgica, cuyas ganancias se reparten en partes iguales, mantienen a sus familias.
Además, consiguen “changas” por medio de una bolsa de trabajo y reciben un fondo de desempleo.