El obispo de Lomas de Zamora, Monseñor Jorge Lugones, emitió este jueves un mensaje de fuerte contenido social en el que condenó la creciente desocupación en Argentina, denunció la “deuda social” que pesa sobre el país y advirtió que provoca exclusión e inequidad, lo que “atenta contra la paz social”.
Para atacar esta situación, reclamó un “Estado presente” que defienda los derechos de los que no tienen voz, con un gran esfuerzo puesto en la búsqueda del diálogo y el consenso, porque si no no haría más que sostener “la tiranía del libre mercado”.
El prelado, que además es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, se expresó también con claridad en defensa de los más postergados por la crisis económica y se preocupó por cuestionar la discriminación que padecen las mujeres en el ámbito laboral.
“Muchas mujeres de nuestro pueblo trabajador ven conculcados sus derechos laborales”, advirtió, para luego denunciar la “persistencia de muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo”
Lugones recordó que la mujer suele ser “olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud”, y consideró que “la urgencia de un efectivo reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo se advierte especialmente en los aspectos de la retribución, la seguridad y la previsión social”.
Respecto de la situación social en Argentina, el Obispo lomense indicó que “el trabajo es un derecho fundamental, porque es un bien útil, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana”, y por eso consideró a la desocupación como “una verdadera calamidad social, sobre todo a las jóvenes generaciones”
“Estamos un poco perplejos y sufridos por la falta de trabajo en el día de hoy”, advirtió Lugones, para luego, en uno de los pasajes más críticos, señalar: “Los argentinos tenemos una gran deuda, la deuda social. Estamos acostumbrándonos a vivir en un mundo de excluidos e iniquidades sociales. Es una gran falta moral, que compromete a la dignidad del hombre y atenta contra la paz social”
Monseñor Lugones, jesuita como el Papa Francisco, también dejó en claro la visión de la Iglesia respecto del rol que debe desempeñar el Estado en un contexto de crisis y desigualdad social. Al respecto, subrayó que “una democracia estable implica un Estado presente. El Estado es quien debe defender los derechos de quienes no tienen voz, si no actúa a favor de los desposeídos pierde su razón de ser, o como dice el Papa Francisco, ´si no, se convierte en botín de negocios y especulación, y de la tiranía del libre mercado: al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social´”.