Estoy trabajando con papeles y apuntes viejos. Corrijo algunos bocetos y ordeno algunas ideas. Como siempre, uso un cuaderno destartalado poblado de cosas sueltas que se buscan para construir una historia.
Me sorprendo con algunas cosas que escribí y había olvidado: “Todas las filosofías y saberes del hombre están en esos libros que ya nadie lee. Creo que nos sirven para explicarnos y contarnos qué cosa es el mundo en que vivimos y qué somos nosotros.
Debiéramos rescatarlos del polvo y tratar de encontrar respuestas nuevas a las preguntas viejas y hacer preguntas nuevas sobre las respuestas antiguas. Lo único que no podemos hacer es usar esos libros y el saber para huir del mundo y, menos aún, para escaparnos de nosotros mismos…
…Es necesario separar las dimensiones vivenciales de las analíticas. Unas deben ser vividas y las otras pensadas. De lo contrario, el encuentro con la persona deseada será una mera compensación de carencias amalgamadas con reacciones neuroquímicas y el placer de la lectura se reduciría a la alianza de la lucha por la hegemonía en un campo de batalla de medio kilo de papel enchastrado de tintas.”
Cosas que escribimos en algún tiempo y lugar.
