El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró sus previsiones económicas para la Argentina al estimar una caída de 1,3 por ciento del PBI para este año, algo más abajo que las estimaciones de abril, cuando había calculado una baja de 1,2 por ciento, y aseguró que en el 2019 el país crecerá 1,1 por ciento frente al 2,2 por ciento pronosticado la última vez. También anticipó que la inflación será mayor que la prevista y que las tasas de interés permanecerán elevadas por más tiempo.
En esa sintonía, el organismo anticipó una mayor volatilidad a medida que se acerquen las elecciones que podría poner fin a la estabilidad cambiaria y financiera de las últimas semanas.
“Las necesidades de financiamiento son elevadas y una merma en la confianza del mercado puede traducirse rápidamente en una mayor tasa de riesgo”, apunta el documento compartido por el FMI.
El organismo, a su vez, elevó diez puntos su estimación de inflación para este año al ubicarla en un 40,2 por ciento, mientras que proyectó un desempleo de 10 por ciento para el 2019 y de 10,1 por ciento para el próximo año.
“El pronóstico de crecimiento para 2019-20 se ha revisado a la baja. La revisión en 2019 (1,3 por ciento negativo) refleja la debilidad del crecimiento, especialmente en la demanda interna e importaciones, en el primer trimestre y revisiones de crecimiento a la baja para los socios comerciales regionales”, señala.
El documento también alerta los riesgos que implican la persistente inflación, el recorte en la vida promedio de la deuda pública producto de renovaciones a plazos cada vez más cortos y una situación de recesión o crecimiento casi nulo hasta 2020.
Inflación cercana al 40%
“Con la inflación persistente, las tasas de interés reales deberán permanecer altas por más tiempo, afectando la demanda interna y las importaciones. La actividad económica se debilitó aún más en el primer trimestre, pero es probable que la recesión haya terminado”, destaca.
El FMI espera que la inflación termine el año en alrededor del 40 por ciento (muy por encima del pronóstico del 30,5 por ciento en el momento de la tercera revisión) debido al aumento de los salarios nominales y un aumento significativo en las expectativas de inflación.
“Las altas tasas de interés, las entradas estacionales de dólares del sector agrícola, una mayor claridad sobre los candidatos en las elecciones de octubre y el anuncio del BCRA de que puede intervenir para respaldar al peso en caso de condiciones desordenadas del mercado han ayudado a anclar mejor el tipo de cambio”, apunta el informe.