“Volar para vivir”, aniversario del natalicio de Carola Lorenzini


Transitaba el año 1931, cuando ingresa como socia al Aeroclub Argentino, luego que un año antes, realizara una visita el Aeródromo de Morón, a partir de esto la aviación sería el centro de su vida, a lo cual se dedicó con pasión y fortaleza, a pesar de todos y contra todos.

Carola Lorenzini nació el 15 de agosto de 1899 en San Vicente, en la ciudad de Alejandro Korn, ex Empalme San Vicente. Tuvo una fuerte inclinación por la práctica deportiva, natación, equitación, remo y tenis, con los cuales logro varios trofeos.

Se preparó como dactilógrafa y taquígrafa lo que le permitió ingresar a la Unión Telefónica, la cual abandono luego de 17 años, cuando un Directivo llamo su atención, por las horas que dedicaba a la aviación, a lo cual ella contestó “necesito trabajar para comer, pero necesito volar para vivir”.

Fue recordman de la Argentina en aviación y la revista el gráfico la destacó en su tapa, como la aviadora más hábil sin distinción de sexo. Para alcanzar este logro, dedicó sus ahorros y entregó muchas horas de sueño, y así se recibe con el título de Piloto de Aviación Civil el 4 de noviembre de 1933.

En una entrevista se definió como la esposa del aire, dan cuenta de esto, proezas como haber sido la primer mujer en cruzar sola con un avión el Rio de la Plata, también, cumplió su sueño con un avión Focke Wulf de recorre 14 provincias y visitar países vecinos, donde las esperaban para deleitarse con sus acrobacias.

Motivada por un espíritu libre, logro varias hazañas, fue genuina, auténtica, sus pasión por la aviación la llevaba a expresar unos de sus más recordadas frases, poder vivir en los cielos suspendida como una estrella en el are.

Sus proezas mantuvieron en vilo su vida, practico la aviación con total entrega y arriesgaba su vida en cada ejercicio, conocido es el Looping con el cual recibía el aplauso y despertaba la euforia en cada presentación por su audacia.

La paloma gaucha, llamada así, por la forma de vestir, con campera y botas de cuero además de la bombacha de campo, realizo su última acrobacia un  de noviembre de 1941, luego que el avión que utilizó, tuviera una falla y cayera al suelo.

En este, su pueblo natal, la recordamos y homenajeamos con respeto, por su valentía de vivir según dictaminaba su corazón y por su ejemplo de templanza para dedicarse y desarrollarse en la aviación, profesión que le dio razón de ser a su vida.

En la ciudad de Alejandro Korn, una calle lleva su nombre, quienes transiten por ella, sepan que una mujer con valentía y pasión pudo cumplir sus sueños, en época muy adversa y que eso es un ejemplo para multiplicar.