“Te propongo simplemente que me quieras. Yo no te propongo ni el sol ni las estrellas”, reza su tema “Te propongo”. Y así lo quisieron ellas, sus nenas, quienes hoy y cada día lo recuerdan y lo vuelven a escuchar. Dejó 52 discos, cientos de canciones, 16 películas y una voz que resuena en los corazones de los argentinos. Una década sin Sandro, una década con lágrimas que empañan la visión.
El 4 de enero de 2010 murió Roberto Sánchez a raíz de una afección pulmonar provocada por su adicción al tabaco.
“El Gitano” tenía 64 años y parecía que la operación sería solo un trámite más para un hombre acostumbrado a los desafíos. Sin embargo, su cuerpo no resistió las operaciones posteriores al doble trasplante de corazón y pulmones que se le había realizado en Mendoza el 20 de noviembre de 2009.
Nació en la Ciudad de Buenos Aires y fue criado en un conventillo de Valentín Alsina. Más tarde, anidó en la Región. En Anotonio Berutti al 200, de Banfield, pueden apreciarse los paredones de cuatro metros que el Gitano mandó a construir para resguardar su intimidad. “Las nenas” solían acercarse todos los años para celebrar su cumpleaños (19 de agosto) y aquel 4 de enero de 2010 todas se acercaron para despedirlo. El panorama del barrio cambió por completo ese día y la tristeza invadió cada rincón.
Desde chico se apasionó por la música y con “Los de Fuego”, una de sus primeras bandas, se consolidó como uno de los primeros cantantes de rock. Sin embargo, la fama lo catapultó al incipiente sonido romántico que dominaba la escena pop de los jóvenes sesenta en la Argentina. Durante los años logró estampar su firma en el imaginario cultural argentino a través de un logrado talento para la composición, el canto y la actuación.
A 10 años de su partida, las canciones de Sandro siguen resonando en las casas de los argentinos y los medios. Sandro de América, el Gitano, Roberto Sánchez, ídolo. Son muchas las formas de llamarlo, pero una sola de recordarlo: “Aunque pase el tiempo y tú no seas esta rosa que hoy perfuma, no me abruma; pues las rosas siguen siendo rosas, aunque el tiempo las marchite, siempre hermosas”.