Murió Joaquín Stefanizzi, el nene electrodependiente de Lomas de Zamora que impulsó la Ley de Electrodependientes. Sus restos son despedidos en una casa velatoria ubicada sobre Laprida.
“Vuela alto Joaco, que adonde sea que vayas, sea sin dolor y sufrimiento”, escribió anoche su padre, Mauro, titular de la Coordinación de Electrodependencia de Lomas de Zamora y de la Asociación Argentina de Electrodependientes.
Los restos mortales del chiquito son despedidos en una casa velatoria de Laprida 2150. “Gracias una vez más por el cariño y acompañamiento”, señaló Mauro.
Joaquín nació “casi tres meses antes” de tiempo y pesó 700 gramos. Como consecuencia de su condición de prematuro, salió del útero materno con “la mayoría de sus órganos sin desarrollarse” y eso provocó que tuviera que estar cerca de siete meses internado en terapia intensiva durante el año que permaneció en el Hospital. Enfrentó más de diez cirugías, algunas de ellas del corazón e intestino. Luego de varias intervenciones quirúrgicas, los papás fueron informados sobre su condición: Joaquín padece displasia broncopulmonar e hipertensión pulmonar.
Joaco dio pelea. Y su familia tuvo que entablar otra paralela por los tarizafos, que a mediados del 2016 comenzaron a provocar situaciones graves: “Estaba todo bien hasta que surgió el problema del aumento de la luz. Al estar 24 horas conectado, consume el triple de kilovatios que consumía el año pasado o antes. La última factura nos vino de $2.200”, comentaba Stefanizzi por ese entonces. De hecho, tuvo que vender un auto para poder afrontar los costos.
La lucha dio sus frutos y hoy todos los electrodependientes del país tienen una ley que los ampara y garantiza la gratuidad del servicio, pero también el Estado debe garantizar una fuente de energía alternativa para que su vida no corra riesgo antes cortes de luz.