El coronavirus aceleró una crisis global. Los mercados de petróleo, afectados por una brutal caída de la demanda, se han desplomado en las últimas semanas a su nivel más bajo en casi 20 años y este lunes tocó mínimos históricos de poco más de un dólar por barril. Sin embargo, a contramano del mundo, los valores de los combustibles a nivel local no se modifican, e incluso el Gobierno nacional trabaja para restaurar el “barril criollo” que garantiza a las empresas un precio sostén de 45 dólares por barril.
El crudo West Texas Intermediate (WTI) este lunes sufrió un desplome histórico de 192% hasta alcanzar valores negativos de 17 dólares por barril. Esto quiere decir que literalmente las petroleras pagan porque alguien se lleve el combustible a cambio de no tener que frenar la producción por falta de espacio para almacenamiento.
Argentina no toma como referencia esa variante sino el Brent europeo, que si bien no caía al mismo nivel, de todos modos sufría un quebranto de más de 6%, llevando el precio del barril a 26,27 dólares.
En medio de esa brutal caída, en Argentina, donde suben los precios del combustible cada vez que aumenta el petróleo, las naftas mantienen su valor a pesar de baja global. Pero eso no es todo, además, el Gobierno se prepara para restablecer lo que se conoce como “barril criollo”. Esto es, que el Estado garantiza un precio mínimo de referencia para la producción local en torno a los 45 dólares por barril, subsidiando de hecho a las petroleras.
Las provincias productoras -lideradas por Neuquén, Chubut y Santa Cruz- reclaman un valor de 53 dólares para beneficiarse con las regalías frente al ahogo presupuestario en medio de la pandemia, pero las refinadoras no estaban dispuestas a pagar más de 37 en pos de conservar un margen de ganancias frente al aumento del 30 por ciento en el impuesto a los combustibles líquidos que impuso el Gobierno el 1 de abril (que erosionó al margen de refinación en 4 dólares por barril).
El Gobierno, entonces, fijaría por decreto el valor del “barril criollo” en 45 dólares. Así, el valor de los combustibles en surtidores no se modificará a pesar a la caída estrepitosa de los valores en todo el mundo, ya que el consumidor subsidiará a los productores.
Vale recordar que desde 2002 a la fecha, Argentina manejó valores disociados de los internacionales, a excepción de lo que pasó durante el macrismo, que se liberaron los precios y los aumentos en surtidores locales fueron agobiantes y estuvieron a la par del resto del mundo.
Hasta este momento, el Ejecutivo morigeraba el impacto local de los aumentos en el mercado internacional y ahora serán los consumidores los que deberán absorber la pérdida del sector hidrocarburífero frente al derrumbe del precio internacional del crudo y la caída abrupta de las ventas de combustibles por la cuarentena obligatoria.
Se establecerá un esquema diferencial de retenciones de acuerdo a la variación del precio internacional, las refinadoras estarán obligadas a comprar el total de la producción local de crudo y se congelará el precio de los combustibles hasta fin de año. Sobre éste último punto, aparece el reparo de los privados.