8 de agosto de 1937.
En la jujeña finca La Matilde de El Sunchal, cerca de la ciudad de El Carmen, nace el hijo de José Jorge Cafrune y Matilde Argentina Herrera: Jorge Antonio Cafrune Herrera. La Matilde es un establecimiento de 30 hectáreas dedicado al cultivo de tabaco Virginia, y maíz administrado por su padre, José Jorge Cafrune, de quien heredará el previsible apodo de Turco.
El Turco era un paisano bravo, amigo de bagualas y juegos de tabas que supo ser domador, corredor de cuadreras, boxeador y protagonista de peleas a cuchillo, este criollo de primera generación era hijo de ‘Jorge’ Cafrune, un inmigrante de origen sirio libanés llegado a san Pedro de Jujuy con su carro a mitad del siglo XIX y donde amasó una fortuna vendiendo comida, bebida y ropa. La madre, Matilde Argentina Herrera, también era sanpedrina y descendientes de árabes.
Hizo hasta tercer grado en la escuela primaria de la finca, una escuela donada por su padre, y de allí se pasó a la del Carmen donde llegó a sexto. En este ambiente, entre puesteros y paisanos, aprende las labores camperas y a cantar con la ayuda de una guitarra que su padre compró a 25 pesos por correo.
A los 13 se mudó a San Salvador para hacer la secundaria y se deslumbró por el deporte. Fútbol, básquet, natación, salto ornamental, disco, jabalina su deporte preferido, el pato.
Mudada la familia a la villa 23 de agosto en las cercanías de la capital jujeña, tenía 17 años cuando su padre le compra una guitarra y empieza a estudiar con el riojano Nicolás Lamadrid, un maestro rígido pero admirado por músicos como Eduardo Falú.
Estaba en quinto año y forma su primer trío mientras estudiaba y se hacía unos pesos trabajando de chofer y clavando cajones en un aserradero.
Salta y primeros pasos
A principios de 1957 se va a Salta donde empieza a trabajar en el Madrid, un bar con 16 mesas de billar, rotisería, confitería y heladería, propiedad de su tío donde hizo rasgaba la vigüela e impresionaba con su versión de la Chakay Manta.
Será en Salta donde Jorge conocerá a Luis Alberto Valdez con quien formará Las voces del Huayra, su primer grupo, junto a José Eduardo Sauad, Tomás Campos y Gilberto Vaca. La discográfica salteña H. y R grabará su primer acetato, un simple con dos temas: Serenata riojana y Noche, noche.
El tío de Jorge los anotará en un concurso que el municipio capitalino organizó para los carnavales y donde obtienen un primer premio que llegó acompañado por contratos de actuación con las radios Nacional y Güemes de Salta. En poco tiempo acceden al estrellato local e inician una gira por Tucumán y Córdoba donde firman con la Columbia para grabar su primer elepé y logran llamar la atención de Ariel Ramírez quien los suma a su gira Esto es folklore, será en una de estas presentaciones donde conocerá a Marcela Amalia Gallardo, con quien -más tarde- se casará y tendrá cuatro hijas.
Cumple con la colimba en el Quinto de Caballería,de Salta y el Segundo de Montaña de Jujuy. En uno de sus permisos, viaja a Buenos Aires a grabar el primer disco apalabrado con la Columbia que llevará como título Las Voces de Huayra. Tras el servicio militar tomará una decisión que lo marcará de por vida: se deja la barba.
Nuevamente en Buenos Aires para grabar el segundo disco, una serie de discusiones hace que el grupo se disuelva y se vuelvan a Salta sin grabar. Llamado nuevamente por Ramírez se junta con Tomás campos y forman un nuevo conjunto al que bautizan como Los Cantores del Alba con el que pese a salir de gira, Cafrune no llega a grabar pues decide dejar la formación para iniciar, en 1960, su recorrido solista.
De vuelta en Salta, a su trabajo en el Madrid, suma changas como camionero, dependiente de almacén, obrero en una fábrica de cajas, y tiene un breve paso por la facultad de Derecho. Mientras tanto, canta solo en el Centro Argentino y en dúo con José Eduardo Sauad actúa en el Sirio-Libanés, el Argentino y en la filial salteña de Radio Nacional.
4 de enero de 1961, solo y sin nada, se sube a un tren y se va de gira. Debuta al día siguiente en el club Juventud Unida, de la chaqueña Roque Sáenz Peña, desde donde cruza a Corrientes y Entre Ríos para concluir en una Buenos Aires que se le mostró, si no hostil, al menos indiferente y no le abrió ni micrófonos ni cámaras. Sin rendirse, decide cruzar a la banda oriental y será el Canal 4 de Montevideo el que le ceda el estudio para su debut televisivo en el que cantará India madre y actuará junto a Los Olimareños con quienes hará una gira por el interior uruguayo.
Posteriormente decide cruzar a un Brasil en el que acababa de ser derrocado el presidente Janio Quadros y a cuyos nuevos gobernantes no les agradaba la barba tan cubana de Cafrune por lo cual decide girar por la frontera del Yaguarón, una experiencia que se reflejará en Camino de los quileros, a ese derrotero seguirá otro por Río Grande, Porto Alegre, Pelotas, Santa Catarina, San Paulo y Brasilia.
Cosquín y después
En enero de 1962, baja nuevamente a Buenos Aires y se va a verlo a Jaime Dávalos que tenía el programa televisivo La pulpería de Mandinga. Dávalos lo invita a que lo acompañe de la segunda edición del festival de Cosquín. Tras la primera luna coscoína, Cafrune se pone a guitarrear en una confitería donde es escuchado por algunos de los organizadores del evento quienes lo invitan a presentarse en el escenario fuera de cartel. Zamba de mi esperanza y El orejano serán las canciones que lo consagrarán como revelación del certamen, un premio al que se llega por medio de la votación público.
Ese premio trajo consigo no sólo la oportunidad de grabar su primer trabajo en solitario, también despertó la atención de los medios y empresarios teatrales que lo llevaron a enhebrar giras por todos los rincones de la patria. Ya era famoso, la siguiente escala fue el festival folklórico de Mar del Plata y, de nuevo es Salta, grabar su primer larga duración en el sello H y R, el mismo del primer acetato.
A mediados del 62, al fin, debuta en Buenos Aires, será en el programa Aquí está el folklore de radio Belgrano, la tele llegó en La pulpería de Mandinga que iba por el 9, y, de ahí, al 13 donde actuará en Escala musical, Guitarreadas y el mítico Sábados circulares de Pipo Mancera. Vuelve a Uruguay, llena en Río Hondo y en el Luna Park. Ya era estrella.
Del 62 al 64 la pasó de gira permanente acompañado generalmente por Los Olimareños especialmente por ciudades pequeñas de públicos cercanos y amables. Las participaciones en Cosquín y las presentaciones en radio Belgrano y canal 11, integrando el espectáculo La montonera criolla, son las únicas interrupciones de sus recorridas por el país.
En diciembre del 64 ganó el festival de la canción de Odol con Que seas vos. Auspiciado por la marca y transmitido por radio Mitre y canal 13 este concurso de canciones inéditas era presentado por Blackie y lo ganó de punta a punta lo que le valió, además, del premio que su las marquesinas de la patria amanecieran con su rostro.
Ya era Cafrune.
Figura obligada en Cosquín, en 1965 presentó -sin que la organización estuviera advertida a una cantante tucumana: Mercedes Sosa quien interpretó la Canción del derrumbe indio acompañada sólo por su bombo.
“Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora, y me voy a recibir un tirón de orejas por la Comisión, pero que le vamos a hacer -siempre he sido así, galopeador contra el viento-. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y que como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa”, anunció Cafrune.
El público la amó, estalló y nació otra leyenda. Marcelo Simón recuerda que “(Julio) Mahárbiz decía: ¿quién es esa mina, con esa pinta de sirvienta? ¿Qué hace acá?”
Con menos de 30, Sosa había editado dos discos que pasaron inadvertidos y se encontraba sola con su hijo “Él me abandonó con Fabián, con mi chiquito (…) Una chica tucumana se casa para toda la vida”, recordaría la cantora ese momento.
En abril de ese año, Cafrune se integró a Todo es folklore, un espectáculo organizado por Ariel Ramírez en el que compartían el escenario del viejo teatro Odeón los dos grandes conjuntos folklóricos de la época: Los chalchaleros y Los fronterizos.
A la hora de salir de gira, Los fronterizos se bajaron y el Turco fue el reemplazo elegido. El espectáculo mutó a Esto es folklore y junto a los Huanca Huá, Jaime Torres y Raúl Barbosa, entre otros, recorrieron los escenarios argentinos.
Ese año Interviene en la película Cosquín, amor y folklore, protagonizada por Elsa Daniel y Atilio Marinelli y en noviembre nace su primogénita, Yamila, bautizada así en honor a Yamila Bupacha, una heroína de la revolución argelina contra la colonización francesa.
En marzo del 66 obtiene el primer premio del Festival Internacional del Disco con El Chacho.Vida y muerte de un caudillo.
Ese mismo año, en Huanguelén, a través de conocidos en común Cafrune conoce durante un asado compartido con Los olimareños a una joven promesa del canto local, José Larralde. En ese encuentro el Pepe interpreta Sin pique un tema que a Cafrune lo conmovió tanto que llamó a Hernán Figueroa Reyes, director de grabaciones de CBS, para que lo sume a la lista de canciones previstas en Yo digo lo que siento, pese a que no logró incluirlo, se dio el gusto de grabarlo junto con . Pese a todo, Jorge se empecina y lo graba enseguida y ya saldría, junto con Permiso en su siguiente trabajo llamado Jorge Cafrune que se publicó en 1967.
De regreso a Huanguelén, donde tenía un compromiso artístico, Cafrune pidió que inviten a Larralde al recital. Tras tocar tres temas, el jujeño presentó a Larralde y ya no actuó más dejándolo cantar el resto del concierto. Tras eso, le pidió que lo acompañe a sus giras en las que lo presentaba como “un chango de Huanguelén” para promocionarlo.
Tras actuar en la película Ya tiene comisario el pueblo, basada en una obra de Augusto Roa Bastos, dirigida por Enrique Carreras y protagonizada por Niní Marshall, la CBS le entrega su primer disco de oro por la venta de un millón de placas.
De a caballo por la patria
En 1967 anunció una nueva gira que serviría para homenajear al caudillo riojano Ángel Vicente Chacho Peñaloza y a la que bautizó De a caballo por mi Patria. Cafrune se proponía no sólo recorrer los caminos a caballo sino, también, realizar una bitácora de viaje que incluía fotografías, cortometrajes para televisión y un trabajo de recopilación sobre usos culturales y vida cotidiana de diversos rincones del país. La gira fue una escuela de vida y el motivo de su quiebra financiera.
Entre los participantes de la gira estaban el Soldado Chamamé (Albino Rojas Martínez),un recitador y humorista chaqueño a quien Cafrune fue a buscar a Resistencia. Como el artista estaba a cargo de sus hermanitos tras la muerte de su madre, pagó sus deudas, reunió a sus allegados y les dejó dinero para que los cuidaran.
Anunciada en julio, Cafrune a caballo las capitales de provincia en las que permanecía el tiempo necesario para cumplir con sus compromisos y en cada visita a localidades más pequeñas entraba simbólicamente montado. Los domingos había festivales de doma y durante la seman solí volver a Buenos Aires a cumplir con sus obligaciones en radio y televisión. De ese modo, promocionaba la gira y la solventaba pues las promesas oficiales de subvenciones habían quedado en la nada.
La gira comenzó el 10 de agosto en La Quiaca, extremo norte de la Argentina, cinco camiones, dos camionetas un auto, su familia, media docena de colaboradores y tres caballos lo acompañaban a cada pueblo donde se presentaba junto al Soldado Chamamé y el Mataco Soria un guitarrista y cantor.
Prevista para durar cinco años, el costo fue tal que en 1969 debió interrumpirla. Aún hoy hay miles de fotos y docenas de horas de filmación que esperan su rescate del olvido.
Lugares como Humahuasi, el Puerto de Tres Cruces, San Salvador de Jujuy, su El Carmen, Termas de Reyes, Aguilar, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, eran la toponimia de una geografía que los recibía pero no los dejaba actuar porque la dictadura de Onganía lo había prohibido. En algún lugar le regalan una vaca lechera con su ternero, en otro una burra preñada que Yamila, su hija mayor, bautizó Canela.
En La Rioja, ya es 1968, nace su segunda hija, Victoria, llamada así en homenaje a la Victoria Romero, fiel compañera del Chacho Peñaloza. Siguen Jachal, San Juan, Mendoza,
La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz… gente que se suma, gente que se vuelve… la ruta 40, Bariloche, Río Gallegos donde deben depurar el agua.
En Bariloche suman a unos mochileros con hambre, en Río Grande ‘adoptan’ a una gurisa de 11 cuya madre no podía darle de comer; Ushuaia, Comodoro, Puerto San Julián, donde Marcela se baja pues estaba embarazada de Zoraida Delfina, la tercera hija de la pareja.
Julio de 1969. Tocan Bahía Blanca, Tandil, Pehuajó, Córdoba, Santa Fe, la mesopotamia. El 8 de agosto, en Campana, nace Zoraida Delfina cuyo segundo nombre hace honor a la mujer de Francisco Pancho Ramírez, caudillo argentino.
Ese mismo año interviene en la película El cantor enamorado ambientada en Cosquín y protagonizada por Hernán Figueroa Reyes y Virginia Lado, mientras que la falta de dinero lo obliga a poner fin a De a caballo por mi patria.
En 1970 logra un simple de oro, por las ventas de Zamba de mi esperanza y un nuevo LP de oro por vender más de un millón de copias de Yo le canto al Paraguay. A fines de ese años viaja junto a Horacio Salgán, Ubaldo de Lío, Hugo del Carril y Ernesto Baffa a Estados Unidos. Al año siguiente nace su cuarta hija, Eva Encarnación. Eva en honor a Evita y Encarnación como la mujer de Juan Manuel de Rosas.
En octubre de ese año visita España por primera vez en el marco de una delegación artística argentina que se presentó en el Monumental, de Madrid. El elenco estaba compuesto, entre otros por José Larralde, Eduardo Falú y Los chalchaleros. Su éxito es tal que en julio del 72 regresó contratado por tres actuaciones en el María Guerrero madrileño. La respuesta del público hizo que las actuaciones previstas se multiplicaran por seis y que sumara una gira por España. Galicia, Canarias, Madrid, Sevilla, Barcelona -donde es tercer artista popular en cantar en el Palau, tras Yupanqui y Raphael- se hace amigo de toreros como Dominguín y, para evitar, los hoteles, se compra una casa rodante que estacionaba donde el paisaje lo invitaba.
En octubre viaja a Nueva York donde se presenta en el Lincoln Center, invitado por el diario madrileño ABC.
El romance prohibido y el mundo como escenario
1969, Madrid. En la sala de un elegante piso, una niña de una tradicional y acaudalada familia ve por por televisión una presentación de Jorge Cafrune junto a Facundo Cabral. Siente que el corazón le estalla y se reconoce enamorada. De inmediato, se lo cuenta a su familia que la toma por loca. Que digan lo que quieran, pero Lourdes López Garzón sabe que su corazón ya tiene dueño.
Volvemos a 1972, en su segunda visita Cafrune ofrece un recital en la medieval Burgos, tras ese concierto lo visita la cantante María Dolores Pradera, amiga de la familia de Lourdes quien le había pedido que se lo presente. El amor los inflama y la familia de Lourdes corta por lo sano y envía a la soñadora a un selecto y estricto internado de señoritas londinense.
Ese año, Cafrune, además interviene en Argentinísima, una película que buscaba mostrar el folclore de cada región del país.
Entre 1972 y 1974, formó un dúo con Mario Perrotta, un niño que contaba con 12 años y al que se conocía artísticamente como Marito y con el que Cafrune solía cantar al final de algunas actuaciones. Cuando quiso presentarlo en Cosquín, los organizadores no se lo permitieron a causa de su edad, enojado, guardó su guitarra y anunció que no volvería a cantar en ese escenario, decisión que revirtió en 1978.
Con Marito actuaron en España y Francia, hasta que en 1974, Marito comenzó a tener los problemas vocales típicos de su edad y los médicos recomendaron que dejara de cantar por un tiempo, una indicación que los padres del crío tomaron como una excusa de Cafrune y lo largaron como solista. Hoy, el otrora niño, es un comerciante quilmeño.
En 1973 acompañado de Marito cantó en Francia, Alemania, Suiza, Austria, Perú, Nigeria, Senegal, México, Uruguay, Venezuela, Siria… no hay descanso y debe rechazar ofertas de Alemania y varios países.
Al año siguiente, una noticia conmueve los salones madrileños: Lourdes se escapó del internado londinense para estar junto a su amor argentino. La familia -avergonzada- la repudia y el Turco la hace su prenda aunque nunca se divorciará de Marcela, la madre de sus cuatro gurisas. Lourdes lo acompañará en sus giras en casa rodante, en sus viajes a la quinta de Los cardales, a los regresos a Salta.
Ese año cantará en Nueva York, Toronto, el Magherb y volverá a la tierra de sus abuelos.
De paso por Argentina, en el 75 actuará en Jesús María, en el festival del chaqueño del guardamontes, una pasada por Sevilla… comienza el 76 en Bilbao de donde debe regresar para conocer a Juan Facundo Cafrune López, su hijo madrileño.
De paso, interviene en la película El canto cuenta su historia, una película de Fernando Ayala y Héctor Olivera con guión de Julio Märbiz que conforma una especie de desfile musical en el que aparecen, entre otros, Carlos Gardel, Tita Merello, Hugo del Carril, Ada Falcón y Roberto Goyeneche. En esa película interpretará la Zamba de Balderrama.
La vuelta a Cosquín
En 1977, un Cafrune cansado baja el ritmo de sus actuaciones hasta que en septiembre regresa a Salta a ver su padre que está muy grave. Pareciera que don José aguantó para conocer a su nieto, murió el 15 de septiembre un día después de su llegada. El Turco ya no dejará la patria.
Pese a las amenazas y listas negras, Cafrune -reconocido peronista- decidió quedarse y protagonizó algunos episodios que lo pusieron en la mira de la dictadura. En la discoteca de Radio Nacional de Córdoba sus vinilos estaban rayados con clavos para que nos los pudieran pasar.
“El escenario de Cosquín siempre estuvo en el ojo de la tormenta porque era sindicado de izquierda. De hecho van presos unos cuantos miembros de la comisión después del golpe. Pero la represión en Cosquín no empieza en el ’76, sino con la Triple A. Ese clima se vivía desde tiempo antes”, cuenta Luis Nogués responsable del sonido.
La organización del festival estaba intervenida y la presidía el teniente general Luis Echeverría quien estaría en el palco acompañado por otros generales como el interventor provincial, Carlos Chasseing, y Lucio Benjamín Menéndez, responsable del plan sistemático de exterminio de la oposición política aplicado en Córdoba y en otras nueve provincias del noroeste.
Unos días antes del retorno, Cafrune fue demorado por la policía tras cantar la prohibida El orejano en un festival realizado en el Paseo Sobremonte.
Por las dudas, la cabina de sonido estaba custodiada por un milico para que no se repitieran los sucesos de 1977 cuando el grupo cordobés Los Rundunes interpretó Canción con todos de César Isella y Armando Tejada Gómez.
“De nuevo estoy de vuelta después de larga ausencia”, los versos iniciales de Mi luna cautiva, anuncian su retorno a Cosquín. Es enero de 1978, anuncia una nueva gira y adelanta temas de su futuro disco. A la hora de los bises, el público pide que cante Zamba de mi esperanza, prohibida por la censura.
“Aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar”, y la cantó nomás.
El viaje final
La idea no dejaba de ser original: Cafrune uniría a caballo los 750 kilómetros que separaban la porteña Plaza de Mayo de la correntina Yapeyú, lugar de nacimiento de José de San Martín. Pensaba llegar el 25 de febrero, en coincidencia con el bicentenario de su natalicio y allí, en su casa natal, depositaría un cofre con tierra de la francesa Boulogne-sur-Mer, donde el libertador falleció en 1850. De paso, cumpliría algún compromiso postergado de su gira del 67. El Turco era paisano de palabra.
“La significación de este homenaje surge cuando yo me entero que van a reunirse en Yapeyú ocho o diez mil hombres de a caballo de todo el país. Llevarán sus caballos en camiones, y entonces yo inmediatamente me dije: ‘Pues yo voy a ir en caballo, ya que tengo el tiempo y tremendo gusto’..”, explicó en una entrevista radial.
Apoyado por círculos tradicionalistas y el Instituto Sanmartiniano, el rector de la catedral metropolitana, monseñor Daniel Keegan, lo bendice y a eso de las 11 encara al norte montando un bayo con guardamontes, acompañado de su hijo Facundo y algunos gauchos que lo escoltarán durante algunos kilómetros. Luego, seguirá en compañía de su compadre Fermín José Fino Gutiérrez quien cabalga un alazán oscuro. El Rancho de don Pedro en Belén de Escobar será la primera parada para dormir.
La logística la completan su jefe de ruta, Pedro Vallier, su mujer, Lourdes López Garzón, Facundo, el primer hijo varón del Turco viaja en el asiento de atrás. En el vientre de Lourdes crece Macarena a quien aún le quedaba un mes para nacer. Se suponía que Lourdes y Facundo volverían a Madrid para el nacimiento de la niña.
El grupo cena en una parrilla a la vera de la ruta. El auto parte hacia Escobar y los jinetes deciden alargar la amistad estirando una cerveza, hasta que montan y cabalgan al tranco manso por la banquina de la ruta 27. El Fino es atropellado primero y aparece en un yuyal a 20 metros. Al Turco le irá peor: el auto hace un trompo y roza al bayo que corcovea y lo derrumba en el asfalto donde lo pisotea antes de desplomarse.
En esos momentos el Fino debe haber recordado que sólo hacía tres días, durante un asado, Cafrune les había confirmado que lo estaban amenazando. “No tengo miedo, soy hombre libre, haré la cabalgata y llevaré la tierra francesa aunque me maten”, desafió.
“Se me reventaron los pulmones, no puedo moverme,ayudáme”, serán los gemidos que recordará Fino mezclado con los estertores del animal. La esquina de Tirso y la ruta se puebla de gente, luces y preguntas. Del atropellador no hay ni rastros. Son las once de la noche cuando lo cargan en una autobomba rumbo a una salita. Al bayo, un alma caritativa lo despenó.
Tórax hundido, hemorragias en la cabeza, al menos diez costillas rotas… la salita queda chica y lo llevan al hospital de Tigre, donde deciden trasladarlo a un hospital especializado de Haedo. “Cuidámelo al Facundo”, encarga. Apenas pasa la medianoche. Llega el ambulancia para el traslado, él no llegó. Cafrune se murió.
Tenía apenas 40 años dejaba tras de sí 27 discos y un mito.
Fue velado en la sede de la Federación Argentina de Box y, al dia siguiente su féretro, fue llevado al cementerio de Chacarita donde fue cremado. Pese a que las manifestaciones estaban prohibidas cientos y cientos de personas acompañaron al cantor en su despedida.
El 28 de marzo de 1978 nace Macarena López, a quien luego se le reconocerá el derecho de llevar el apellido Cafrune. Cuentan que el padre pretendía bautizarla como Nadima Matilde, en honor a su abuela y a su madre pero que Lourdes impuso el Macarena porque el padre tenía pensada una visita a ese santuario sevillano.
Quién mató al cantor
Al día siguiente de su muerte identifican al conductor. Se trata de Héctor Emilio Díaz, de 19 años, quien, borracho, manejaba una Dodge roja y sin luces. Cuando aparece la noticia se descubre que esa camioneta era que usaba su padre -que lo acompañó a entregarse- para recolectar papeles usados del Ministerio de Bienestar Social y venderlos por kilo.
Por ser menor, a Díaz lo dejan en libertad y al poco tiempo su familia desaparece de la zona. La asociación con el ex titular de esa cartera y fundador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), el secretario privado de Perón, José López Rega, cuya larga mano se cobraba una vieja cuenta con el cantante parece tomar cuerpo.
Esa versión adquiere fuerza cuando uno de los primeros integrantes de la Triple A, Salvador Horacio Paino, revela que López Rega le había dicho que “ese turco no merece morir en una cama… hay que terminar con él, antes que su voz y su maldita guitarra terminen conmigo”.
Otras hipótesis recuerdan el episodio coscoíno al que suman su insistencia por cantar, además, de Zamba de mi esperanza, otras temas sospechosos como El orejano u Hombre con H, el poema del español Rafael Alberti, que pregunta “hombre con hache de horror, dime qué te horroriza más, si el pago por lo que hiciste, o el premio por lo que harás…”
Para su biógrafo Héctor Ramos, esa canción fue su condena y hay quienes sospechan que el accidente fue, en realidad, otro asesinato de la dictadura militar a cargo del coronel Carlos Enrique Villanueva.
En el libro ¿Quién mató a Cafrune?, de Jimena Néspolo, aparece una hipótesis inquietante a partir del testimonio de Teresa Celia Meschiatti, una sobreviviente del campo de detención clandestino La Perla quien revela que estuvo junto a otras detenidas en el festival obligadas por sus captores quienes las hacían pasar por sus parejas para poder infiltrarse entre el público.
“Yo no sabía que cantaba Cafrune, pero escuchaba a un tipo que tenía una voz muy parecida (…) Y ahí fue cuando alguien de ellos vino y dijo: “Está cantando Cafrune y está cantando cosas prohibidas”. Al lado mío estaba Villanueva, en el 78 ya era capitán, y él dice clarito, porque estaba al lado mío: “A este hay que matarlo porque no podemos dejar que esto se expanda, que empiecen a cantar canciones prohibidas”, declarará ante la CONADEP
Por su parte, la hija mayor de Cafrune, Yamila, quien es cantante y abogada especula que es “muy probable que la muerte accidental les vino como anillo al dedo a los militares para adjudicarse algo que no hicieron y decir: ‘Ven, nosotros decimos y hacemos lo que queremos”.
“Hasta lo que sabemos fue un accidente. Esto te lo digo hoy 1 de julio de 2019. No puedo decir nada más. Lo que no quita que veamos otra cosa en el expediente que solicitamos. Nos tienen que decir primero si existe el expediente porque esto pasó hace 40 años. La gente que habla que no fue un accidente lo fundamenta en las amenazas de la Triple A que ya no estaba en ese momento. La decisión de la familia es llegar hasta acá”, resume.
Otro que abona la teoría del accidente de su amigo y cantante José Larralde quien estuvo presente en los momentos posteriores a la muerte de Cafrune. “Hay métodos más fáciles para matar a un hombre. Si hubieran sido los militares, yo es el que más a gusto lo hubiera dicho”, afirma.
“Era una carretera de una sola dirección y ellos iban por el medio. A esa hora, medio de día, medio de noche y con el sol de frente. Además, el de la camioneta se podía haber matado porque, al llevar por delante a un caballo, este se te viene encima del parabrisas y te aplasta, mientras el jinete lo normal es que salga por los aires y se aguante con el costalazo pero Cafrune, con todo su peso, se reventó”, explica.
La última entrevista al Turco fue mérito del programa radial Un alto en la huella, conducido por Miguel Franco. Allí lanzó un amable desafío poético: “Si quieren verme, que me sigan el rastro.”