La semana de la ESI (Educación Sexual Integral) se desarrolló del 26 al 30 de agosto en las escuelas de todos los niveles y modalidades de la provincia de Buenos Aires, tal como está establecido en la Ley Nacional N° 26.150 y en la Ley Provincial N° 14.744. Durante estos días se deben reforzar los contenidos tanto en instituciones privadas como públicas. ¿Cómo fue en el marco de la pandemia? Docentes advirtieron que hubo otras “urgencias” y aún es una deuda pendiente. Se implementó en 2016.
A través de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, se estableció que es un derecho recibir información científicamente validada sobre la sexualidad en los tres niveles de escolaridad ¿Pero cómo fue este año para los alumnos y alumnas en medio de la virtualidad y con las dificultades que se presentan para la continuidad pedagógica? Info Región dialogó con profesionales de la educación: docentes y psicopedagogas para responder.
Las tres profesionales hicieron hincapié en que si bien hay más información al respecto, las autoridades escolares no supervisaron que se diera este contenido. Es decir, depende de cada docente hacer valer el derecho de niños y niñas.
Laura Dorronzoro (profesora de Comunicación, Sociedad y Cultura que trabaja en secundarias públicas de Ciudad Evita, Ramos Mejía, Isidro Casanova y Villa Luzuriaga) explicó que “depende de cada docente si lo trabaja y lo implementa o no, porque no hay nadie que lo inspeccione”. “En los grupos virtuales de secundaria se pasó mucho material para abordarlo, se sabe que era la semana de la ESI, y hasta se pasó información del Ministerio de Educación“, explicó, en su caso particular.
Natalia Valle da clases en secundarias públicas de Lomas de Zamora y aseguró que “ninguna de las escuelas” le pidió que envíe, en esta semana de la educación sexual integral, actividades relacionadas. “De manera integral no existió una bajada de línea de los directivos, no se atravesó durante todo el año y no se tuvo en cuenta“, planteó.
La psicopedagoga Agustina Spinelli, que trabaja en una institución de Esteban Echeverrúa, explicó que como los directivos se encuentran abocados a otras situaciones por la pandemia, tampoco “le pidieron a los docentes que planifiquen con ESI”. “Las autoridades se encuentran atravesando otras situaciones, que son más urgentes, y la realidad es que no le pidieron a los docentes en este momento que incluyan esta temática. Por lo tanto las actividades no tuvieron ESI”, lamentó.
¿De quién depende que se garanticen los contenidos? Para Dorronzoro hay una “intención” de trabajar sobre educación sexual en las escuelas, pero “falta capacitar a los docentes.” Tanto Valle como Spinelli entienden que la temática debería abordarse de manera “transversal” e “integral” en las planificaciones durante todo el año.
En esta pandemia, las desigualdades se potenciaron y la continuidad pedagógica se convirtió en un ideal. Valle advierte que la virtualidad es otro factor “muy complejo” porque “no todos los chicos cuentan con acceso a Internet o a una computadora” y muchos de ellos debieron acercarse a las escuelas para retirar los cuadernillos brindados por el Ministerio. “No llegás a todos de la misma forma, así propongás Zoom para dar las clases, porque no todos se pueden conectar”, comentó.
Todas las profesionales entrevistadas coincidieron en que termina dependiendo del docente implementarlo en sus actividades. Tal es el caso de Dorronzoro, quien milita en una agrupación feminista, y no considera como una opción no tratar el tema. “La perspectiva de genero a mí me atraviesa totalmente y no lo puedo evitar, así que lo trabajo todo el año, en los textos que doy. Pero esa capacitación es la que yo la hice en la vida”, detalló. “El que no tuvo la posibilidad de habitar distintos espacios, necesita una capacitación“, apuntó.
La psicopedagoga explicó que durante la semana pasada debía presentar un proyecto de articulación entre “sala de cinco” y “primer grado”, y en este incluyó actividades de ESI. “Hubo una capacitación a principio de año que hicimos en el equipo de orientación, sobre cómo planificar implementando la Ley, pero se torna difícil que se generen prácticas distintas a las conocidas, y en pandemia es aún más complicado repensarlas”, admitió.
“Yo les mandé a leer un cuento relacionado con la ESI para reflexionar, porque después de tantos años de ser militante feminista, me gusta hacer actividades y/o talleres donde se de una construcción colectiva del conocimiento y se dificulta mucho con la virtualidad”, explicó Valle.
Desde 2016 existe la propuesta de “profundizar el abordaje en el aula de aquellas estrategias y acciones que fueron realizadas durante el año en la escuela, vinculadas a la promoción de actitudes responsables ante la sexualidad, como así también, aquellas relacionadas con la igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones”. Valoración de la afectividad, el cuidado del propio cuerpo y el del otro, el respeto por la diversidad de identidades, el respeto a la intimidad, la prevención del abuso sexual y la erradicación de toda forma de violencia y discriminación, entre otros, son algunos de los temas a tratar.
Cinco años después, sigue dependiendo de cada docente brindar los contenidos y garantizar los derechos de niños y niñas. Frente a las “urgencias” en tiempos de pandemia, la Semana de la ESI quedó relegada, pero trabajadores de la educación insisten en la falta de capacitación para abordar los temas.