La Justicia absolvió a Claudio Monzón, miembro de la Policía Federal, y a Juan Manuel Requena Ávila, quienes habían sido acusados de formar parte de una banda dedicada a la comercialización de estupefacientes. Fueron acusados por los elementos hallados en la casa de su primo y amigo, respectivamente, quien permanece prófugo.
En enero de 2018, la detención del policía, que se desempeñaba en la División Trata de Personas, fue noticia. Se lo acusó de formar parte de una banda dedicada a la venta de estupefacientes, pero la Justicia lo absolvió. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 de La Plata –integrado por los jueces Nelson Javier Jarazo, Alejandro Daniel Esmoris y César Álvarez- determinó en junio pasado que nada tenían que ver con la acusación.
Fueron acusados de ser coautores del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de siembra, cultivo de plantas y guarda de semillas de Cannabis Sativa y tanto su tenencia con fines de comercialización como así también la de otros estupefacientes (LSD y cocaína) agravado por la intervención de tres o más personas, y por ser personal policial, y de ser coautores del delito de tenencia sin la debida autorización legal de armas de fuego de uso civil y de guerra, ambos en concurso real. “Se ha comprobado que no tenían participación ni responsabilidad alguna”, precisaron desde el estudio de abogados que representó al efectivo.
En 2018, la Policía lo acusó de formar parte de una banda dedicada a la venta de estupefacientes por acudir a la vivienda ubicada en Molina Arrotea 1.074 de Lomas de Zamora. Lo cierto es que una vecina alertó que las puertas estaban abiertas y temía un robo. Cuando la Policía arribó, descubrió más de 60 plantas de marihuana, una pistola calibre 22, dos pistolas calibre 9 milímetros, una pistola calibre 45, una carabina calibre 22, un chaleco de la Policía Federal con cinco cartuchos de escopeta, once celulares y una moto con pedido de secuestro porque había sido robada.
La vivienda había sido alquilada por Monzón, de acuerdo a lo que figura en el fallo judicial, pero a modo de ayuda a su primo Samid Sacha Sansivero, quien aún hoy permanece prófugo de la Justicia. Requena Ávila había quedado a cargo de la vivienda porque Sansivero y su novia (los moradores reales) habían viajado a San Bernardo por las vacaciones.
Al ver el procedimiento policial, alertó a Monzón y “ambos concurrieron a la vivienda en razón de la presencia policial, por temor a un ilícito contra la propiedad”, precisa la resolución del Tribunal, que aclara que “ninguno de los dos vivía ahí”. De hecho, quedó constancia de esto cuando hallaron una caja fuerte y ninguno tenía llaves, motivo por que el “tuvieron que llamar a un cerrajero para que pudiera abrirla, resultando con ello claro y evidente que ambos no tenían la libre disponibilidad de lo que había en esa vivienda”.
Se resolvió, por otro lado, “poner, nuevamente, a disposición del juzgado federal interviniente, el material estupefaciente, las armas secuestradas, las documentaciones incautadas y los demás elementos relacionados con este evento, en razón de la rebeldía y captura que pesa sobre Samid Sacha Sansivero”. En enero de ese mismo año fue sorprendido intentando subir a un vuelo en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, pero frente al impedimento judicial fue detenido por Migraciones. Sin embargo y en “un descuido”, logró escapar y sigue prófugo.