El grupo de 20 naciones más desarrolladas del planeta (G20) aprobó hoy un programa para reestructurar la deuda de docenas de países pobres afectados por la pandemia del coronavirus.
El programa fija las reglas comunes para todos los miembros del club para reducir o refinanciar la deuda de esos países, aunque el examen se hará “caso por caso”. La suspensión de pagos de la deuda externa a los países del G20 ya fue prorrogada el mes pasado, por un periodo de seis meses.
El Banco Mundial y las organizaciones que reclaman por la abolición total de la deuda habían reclamado una suspensión de un año.
#G20 Finance Ministers and Central Bank Governors concluded their extraordinary meeting on November 13, 2020, with a joint statement on endorsing the Common Framework for Debt Treatments beyond the G20 Debt Service Suspension initiative (DSSI).
— G20 Saudi Arabia (@g20org) November 13, 2020
Statement: https://t.co/070BLTP2tS
En una reunión telemática, los ministros de Finanzas del G20, presidido actualmente por Arabia Saudita, precisaron que “en principio, el examen de la deuda de cada país no significará una condonación o cancelación”. “Si la cancelación de la deuda es necesaria, en los casos más difíciles (…) cada acreedor participante llevará a cabo sus procedimientos internos de aprobación, sin dejar de informar de ello a los demás acreedores”, explicó el texto.
En total 73 países forman parte de la iniciativa de suspensión de la deuda del G20, de los cuales 38 son países africanos.
China es el principal protagonista de este acuerdo, ya que ha financiado importantes proyectos de infraestructura en países en vías de desarrollo. El gigante asiático se resistía a condonar totalmente las deudas de esos países pobres.
El acuerdo es “histórico”, explicó el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire. “Por primera vez todos los principales acreedores, miembros o no del Club de París, coordinarán su examen de la deuda de los países pobres”, dijo, al tiempo que planteó: “Esto traerá más transparencia al proceso e involucrará a los acreedores privados”.
El Banco Mundial informó el mes pasado que la deuda de esos 73 países creció un 9,5% en un año, hasta totalizar 744.000 millones de dólares.