El pueblo fanático de Diego Armando Maradona protagonizó una jornada emotiva e histórica que resultó empañada por el desborde que se generó pasado el mediodía, mucho tiempo antes de que el féretro fuese llevado al cementerio de Bella Vista para su última morada.
La despedida del ídolo deportivo más popular de la historia empezó bien pero se empañó por los incidentes que se generaron cuando muchos se dieron cuenta de que no iban a poder darle el último adiós.
La gente empezó a llegar a la Plaza de Mayo muchas horas antes del horario programado para la apertura de las puertas en Casa Rosada. La jornada empezó a las 6.00 con un incesante peregrinar de personas que habían pasado la noche en vilo, además de una mezcla de dolor, bronca, lágrimas y también de alegría.
Con total normalidad, miles y miles de fanáticos y fanáticas de todas las generaciones ingresaron al Salón de los Patriotas Latinoamericanos para en esos pocos segundos agradecer y expresarle todo su amor al eterno capitán del seleccionado argentino.
Cientos de banderas de todos y cada uno de los clubes del fútbol argentinos le dieron color a las inmediaciones de la Plaza de Mayo que lucía su bandera a media asta y la fachada de la Casa Rosada, con un gigante crespón negro.
Incidentes
Pasado el mediodía, la multitud comenzó a crecer y se preveía que toda esa gente no iba a poder ingresar antes de las 16.
Cerca de las 13, la policía de la Ciudad de Buenos Aires formó un cordón en todo el ancho de la Avenida de Mayo para cortar el ingreso principal del público al perímetro de la Plaza de Mayo.
Luego de varios minutos de tensión en el cordón, los efectivos avanzaron sobre la gente y, para dispersar, utilizaron balas de goma y gases lacrimógenos. Más cerca de la Casa Rosada todavía se desarrollaba todo con normalidad pero ese punto de conflicto terminó en una locura con desborde y descontrol.
Pasadas las 15 se anunció que el velatorio se extendía hasta las 19 pero casi en simultáneo se cerraron las puertas de la Casa Rosada y el desborde fue total.
En la otra punta, la policía volvió a reprimir y a dispersar a la gente que se había quedado con la ilusión de poder entrar, luego de enterarse que se había extendido el horario del velatorio.
Luego de varios minutos de tensión y violencia, los efectivos liberaron el cordón de ingreso a la Plaza de Mayo pero ya todo había terminado. Adentro de la Casa Rosada, el cajón de Diego ya había sido preservado y la gente hasta invadió el Patio de las Palmeras.
Afuera, el pueblo seguía firme porque quería despedir a su ídolo y rodeó la Casa Rosada a la espera de la salida del cortejo fúnebre.
Traslado
Casi doce horas después, cerca de las 18, el cuerpo de Diego salió de Casa Rosada hacia el cementerio de Bella Vista. La salida fue más organizada pero no dejó de ser caótica.
Cientos de motos acompañaron al cortejo fúnebre por todo el camino y miles de personas a la vera de las autopistas se reunieron para dar el último adiós.