El presidente Alberto Fernández encabezó este martes el acto de reconocimiento y homenaje a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo por los 45 años de lucha en defensa de los derechos humanos, en el que se entregaron por única vez los premios Juana Azurduy.
El Presidente compartió el acto, que se realizó en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, con Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) y Lita Boitano (Familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas), se informó en un comunicado. Además, estuvieron conectadas vía zoom desde diferentes puntos del territorio, 40 Madres y Abuelas que reciben este reconocimiento oficial, en vida, por parte del Estado nacional.
“A veces me preguntó si habrá que seguir haciendo docencia porque algunos jóvenes no entienden qué pasó, porque llevamos 45 años de democracia”, sostuvo, recordando el violento acto que realizaron hace algunos días, donde colocaron “cadáveres” con nombres frente a la Casa Rosada; entre ellos, el de Estela de Carloto.
“La gente pagaba con su vida el solo hecho de pensar”, repudió, al tiempo que precisó que “hubo un tiempo en el que a la sociedad le daba miedo enfrentar esa realidad y pasaba que a los dos o tres días de estar en casa de un amigo les preguntaban si no tenían otro lugar a dónde ir”. “Se cargaron la vida de miles y miles de argentinos y argentinas”, insistió.
Y recordó que “en esa sociedad, tan aterrada, apareció un día un grupo de adres que empezó a plantearle a dictadores y genocidas, a preguntarle donde estaban sus hijos”. “Veíamos con asombro el coraje”, admitió. E insistió: “Tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad y sólo por eso son inmensas. impulsadas por el amor que uno tiene por su hijo, pero en una gran soledad”.
“Si uno quiere entender el recorrido de todos esos año, reclamaron por sus hijos y sus nietos nacidos en cautiverio, recomiendo el libro de Victoria Montenegro (Hasta ser Victoria)”, señaló, y retomó la importancia del rol de las mujeres que fueron homenajeadas. “Tuvimos una tragedia y hubo un grupo de mujeres que nacieron de la sociedad plantándose”, aseguró el Presidente.
Se les entregó el premio Juana Azurduy. “Juana Azurduy es un gran símbolo de las mujeres luchadores. Era un buen momento para entregarles este premio, por la enorme lucha que protagonizaron. Las madres son un modelo a seguir por cada argentino y cada argentina. La sociedad las terminó viendo como un ejemplo, modelo de conducta, de lucha, compromiso. Su tarea fue inmensa y en el mundo entero es reconocida”, reflexionó.
Ya sobre el final del discurso, señaló que “es importante mantener viva la memoria y hacer docencia con las nuevas generaciones” porque “lo que pasó es tremendo, no hay ninguna justificación admisible”. Agradeció la existencia de estas agrupaciones que dieron la lucha durante 45 años y convocó a la sociedad a no olvidar, a tener memoria y no bajar los brazos.
Tanto Taty, como Lita y Estela, llamaron a la unidad y defender la democracia. “No bajar los brazos y seguir luchando”, fue el reclamo que las tres compartieron durante la ceremonia, en la que destacaron la posta que tomaron los jóvenes y las ideas que surgieron el año pasado y este para conmemorar el Día de la Memoria. En 2020 fue un pañuelazo, éste año la convocatoria es “plantar memoria”. “Sembremos memoria”, pidió Taty.
Estela recordó los inicios de Abuelas. “Nos juntamos, no nos conocíamos, pero nos unimos y el grupo nunca se disolvió. Esta hermandad no se ha quebrado en absoluto”, valoró, y aclaró que “quedan herederos”. “Jóvenes, nietos encontrados”, señaló. “Están honrando la memoria haciendo política, salió la voz de la sangre”, dijo.
La distinción “Juana Azurduy” fue otorgada a alrededor de 70 mujeres que entregaron la mitad de su vida a la lucha para obtener justicia por los crímenes de lesa humanidad, perpetrados por la dictadura cívico militar, de los que fueron víctimas sus hijos, hijas, nietas y nietos.