La gran cantidad de alimentos “light” que se publicitan como más saludables y prometen bajar de peso a sus consumidores no son “en realidad estrictamente así” y muchos de estos productos no pueden ser reducidos en calorías, aseguraron desde la División de Nutrición del Hospital de Clínicas José de San Martín.
La División de Nutrición del hospital explicó que el término “light” es utilizado para nombrar productos en los que se redujo el aporte de un nutriente particular o de valor energético pero que no implica que sea reducido en calorías.
“El Código Alimentario Argentino define a los alimentos dietéticos como aquellos cuya composición ha sido modificada y que se encuentran destinados a satisfacer necesidades particulares de nutrición y alimentación de determinados grupos poblacionales“, indicó la nutricionista y residente de Nutrición en el Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas, Florencia Zappalá. “No son necesariamente productos reducidos en su valor calórico, sino que pertenecen a esta categoría también los alimentos libres de gluten, los fortificados con algún nutriente particular o las fórmulas infantiles”, apuntó.
A su vez, señaló que ” el aporte de las calorías puede ser igual o mayor y que algunos productos pueden ser light en grasas, pero tener a su vez un incremento en el aporte de hidratos de carbono respecto a la versión original”, y precisó que “el consumo de productos ‘light’ por sí solos, no generan beneficios en la salud”.
En cuanto a la recomendación de ingerir estos alimentos, la licenciada sostuvo que “en aquellos casos que no existe una indicación puntual que justifique su consumo, no es necesario preferirlos sobre otros alimentos“. Y remarcó que “la base de una alimentación equilibrada se apoya en el consumo de alimentos naturales: vegetales, frutas, cereales preferentemente integrales, legumbres, lácteos, carnes y huevos, aceites, semillas y frutos secos”.
Aclaró que la indicación del consumo de estos productos está justificada a partir del diagnóstico de una enfermedad o por presentar una condición particular: “En el caso de las personas con diabetes, productos donde el azúcar se reemplaza por otro endulzante es beneficioso, lo mismo ocurre con personas que requieren disminuir la ingesta de grasas y optan por productos descremados”, planteó Zappalá.
Por otro lado, desde la División de Nutrición también alertaron que la promoción y el crecimiento insistente de estos productos en el mercado se debe a que en la sociedad existe “tanta presión sobre la imagen corporal y se ha instalado la cultura de la dieta”. “Estos productos se muestran como muy atractivos y necesarios para lograr el tan deseado descenso de peso corporal”, apuntaron.