Cocinar entre amigas para dar una mano a los que lo necesitan es el espíritu con el que se gestó Armando Redes, un espacio de encuentro surgido en julio 2020 en plena pandemia cuando un grupo de gente se puso a pensar qué podían hacer para ayudar a quienes “la estaban pasando mal de verdad”.
“Teníamos las cocinas a disposición asi que se nos ocurrió ponernos a cocinar viandas y a la hora de pensar cómo y dónde podíamos repartirlas nos encontramos una agrupación de pibes y pibas que ya hacía un trabajo similar en Lomas y Banfield. Nos contactamos y acordamos cocinar mientras que ellos repartían”, cuenta María Eugenia Mogliani, a quien todos conocen por su diminutivo Maru y que funciona como vocera del grupo.
Así nació Armando Redes ante la necesidad de ayudar a las personas que viven en la calle y que siempre necesitan un plato de comida, pero que en la pandemia donde mucha gente que ayudaba dejó de hacerlo.
“Somos amigas que sumamos amigas. Nos conocemos de la vida, del trabajo y fuimos sumando gente de otros voluntariados, o a conocida de los colegios de nuestros hijos”, relata Maru quien explica que cocinan en un centro de dia para chicos con discapacidades que estaba vacío por la pandemia y cedió sus instalaciones.
De allí salen docenas de viandas que son repartidas por la gente de la agrupación juvenil Aconcagua en los alrededores de la plaza Grigera de Lomas, la estación de Banfield y en la zona del hospital Gandulfo.
“El nombre se nos ocurrió porque las que empezamos originalmente nos unimos a través de una persona que se llama Armando y a quien admiramos por su empatía, solidaridad, bondad y trabajo. Lo de redes viene porque esa es la idea: armar redes para llegar al objetivo. Esto no lo hacemos solas, armamos una red donde mucha gente colabora para que llegue ese plato de comida a quien lo necesita.”
Mogliani, quien es profesora de educación especial, detalla que actualmente son ocho personas que cocinan y que el número de voluntarias es muy cambiante.
La receta de la solidaridad
Actualmente cocinan sábado por medio, mientras que el otro sábado los voluntarios de Aconcagua y que a principios de cada mes planifican qué cocinar en función de las recetas y de los ingredientes que tienen. Los más habituales son empanadas, guisos de lentejas, arroz, o fideos, e, incluso, alguna vez se animaron al pastel de papas.
“En las redes ponemos la lista de lo que vamos a necesitar, hay algunas personas que donan habitualmente, aunque el volumen de las donaciones viene decayendo. Tenemos un enlace a mercado pago donde alguna gente dona dinero, especialmente nuestras familias que nos ayudan”, detalla Mogliani quien agrega: “Nuestros guisos llevan carne vacuna, cde cerdo, mucha verdura, son sustanciosos”
Mogliani recuerda que al principio y durante el encierro dispuesto por el aislamiento social obligatorio, mucha gente se sumaba porque era de las pocas actividades que se hacían afuera y que las donciones fluían, un panorama que cambió cuando todo se empezó a abrir y “volvieron las obligaciones laborales y los fines de semana se llenaron de actividades.”
“A veces somos sólo tres cocinando pero le ponemos garra y lo hacemos. Se complica un poquito pero lo seguimos y no queremos dejarlo. La idea es seguir hasta que nos de el cuero”. enfatiza Maru al tiempo que pone de relieve que lo que las motiva es pensar es que “lo que el otro necesita es más fuerte que el tiempo que estamos cocinando”
Recuerda que al principio, y pese a provenir de una familia grande, no sabían bien cómo cocinar para mucha gente y que cuando les pasaron recetas con cantidades decidieron sumar lo que les parecía: “Donde decía dos cebollas poníamos siete. Nadie nos enseñó y nos pasó quedarnos sin comida y ponernos a hervir en media hora para completar las viandas”.
“Vamos aprendiendo y cada vez nos sale mejor, las viandas están potentes y son buenísmas porque salen muy ricas. Acá le metemos condimentos y sabor“, se enorgullece y destaca que cuando cocinan pasan un buen momento.
Una necesidad que no deja de crecer
La vocera cuenta que empezaron preparando 90 viandas y que ahora orillan las 110 y subraya que ya no es sólo “gente que vive en la calle ahora pasa que gente que vive en su casa con su familia y viene abuscar su vianda”.
“Son familias que viven en una casa en el centro de Lomas y no tiene qué comer“, recalca.
Entre quienes siempre aportan destaca a la confitería Nouvelle, una panadería del centro de Lomas y a un mercadito de barrio, Surinder Pal Singh.
Armando redes tiene un enlace para quienes quieran donar y, además, muestran sus trabajos en sus redes: facebook e instagram.