Una fiesta clandestina que fue desbaratada en la localidad de Glew, en el partido de Almirante Brown, puso al descubierto una particular forma de estafar a los jóvenes por parte de adultos inescrupulosos que se aprovechan de los jóvenes.
La trama quedó al descubierto cuando durante la noche del sábado personal de la Secretaría de Seguridad y de la Dirección General de Habilitaciones e Inspección Municipal realizó un operativo de prevención y control de la nocturnidad.
En ese marco, pasada la medianoche se detectó a través de cámaras del Centro de Operaciones Municipal COM la presencia de cuatro micros escolares frente al Boulevard Shopping de Adrogué por lo cual se alertó a personal de Tránsito para controlar y efectuar exámenes de alcoholemia a los choferes, y se verificó que los vehículos no tenían la documentación en regla para circular.
El negocio detrás de la fiesta clandestina
En esa circunstancia se obtuvo información sobre la realización de un evento en Glew, por lo cual personal municipal se trasladó hasta San Roque y Riglos de esa localidad donde encontraron a un grupo de diez jóvenes solos y sin la presencia de un adulto mayor responsable dentro de ese domicilio.
El dato curioso fue que los jóvenes denunciaron que ellos habrían sido estafados por una persona que, sostienen, les alquiló el inmueble para realizar la fiesta clandestina a cambio de 300 mil pesos.
Según indicaron desde la comuna, la vivienda contaba con escasa iluminación, apenas tenía un sólo baño, y tenía paredes frágiles con peligro de derrumbe, entre otras irregularidades, que motivaron que se proceda a la clausura de ese lugar que habían alquilado un grupo de estudiantes de colegios de Almirante Brown y Lomas de Zamora.