Hoy se conmemoran 50 años del regreso de la Patria del expresidente de los argentinos Juan Domingo Perón luego de 18 años de exilio, como consecuencia del golpe de estado de 1955. Su vuelta fue una gesta de la que participó el conjunto del pueblo argentino, especialmente los trabajadores, tras resistir proscripciones y sufrir persecuciones y muertes.
Fue el 17 de noviembre de 1972 y se recuerda como el Día del Militante en homenaje a quienes lucharon para el rencuentro del líder con su pueblo.
Cinco décadas atrás Perón llegaba a Ezeiza en el vuelo DC-8 de Alitalia y se abría una nueva esperanza en la comunidad y la militancia política quedaba marcada a fuego.
El empeño puesto por cientos de miles de personas, militantes de una causa, para revertir una decisión autoritaria y antidemocrática que se prolongó por casi veinte años, finalmente había dado frutos.
La resistencia peronista fue la primera respuesta al golpe de estado del 1955 que instauro la persecución, cárcel y muerte. Tras la prohibición al peronismo se organizaban para traer a volver a la paz anhelada y con ello el retorno de Perón.
Frondizi e Illia fueron un intento por encausar el orden democrático, pero sujetos a condicionamientos de los militares y el poder económico, quienes retomaban la vía de los golpes ante el mínimo desvío de sus planes afectando al desarrollo económico.
El registro de aquellos años quedó grabado a fuego en todos los que de alguna u otra manera abrazamos la militancia y el compromiso político. Esa épica perduró a pesar de las atrocidades de la dictadura que inicio en 1976 y culminó en 1983 con el regreso de la Democracia, que abrió el espacio de libertad que gozamos actualmente.
En este sentido resulta desconcertante y una afrenta los dichos del senador nacional Luis Juez al expresar que la democracia no le cambio la vida a nadie. Sin medir sus palabras, Juez desvaloriza la lucha y el sufrimiento de miles de hombres y mujeres para lograr un sistema político que también es una forma de convivencia.
Todos debemos cuidar la democracia porque hasta ahora, en miles de años de historia de la humanidad, es el mejor sistema que se ha encontrado para dirimir diferencias y garantizar derechos. Las batallas mediáticas atadas a intereses particulares entre sectores de la política, banalizan un tema tan sensible. Se olvidan del lugar que ocupan y la responsabilidad como legislador.
En este día del Militante es prioridad revalorizar la participación ciudadana y la determinación permanente de vivir en democracia, especialmente en momentos de crisis, cuando florecen mensajes autoritarios como cantos de sirenas. Los que tenemos algunos años sabemos dónde y cómo terminan esas supuestas soluciones fáciles que una vez en marcha solo contribuyen a complicar la realidad.
Cincuenta años han pasado y aún resuenan los ecos de aquella gloriosa jornada. Para los que ya no están, para los que seguimos levantando las banderas que nos legaran Perón y Evita, para los que se van sumando detrás de un ideal, para todos los que genuinamente creen en la política como herramienta de transformación, feliz día del Militante.