La reducción de estrellas visibles a simple vista se asocia a un aumento anual del 9,6% en el brillo del cielo nocturno provocado por la contaminación lumínica y, en cuestión de 18 años, “se pasará de ver 250 estrellas a solo unas 100“, advirtió un estudio publicado este viernes en la revista Science.
Voluntarios de todo el mundo participaron de la investigación y enviaron en total 51.351 observaciones entre 2011 y 2022 a través de la plataforma de ciencia ciudadana Globe at Night, un programa del laboratorio NOIRLab de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) de los Estados Unidos.
Los resultados confirmaron el “rápido crecimiento” del problema de la contaminación lumínica, consignó el portal español de noticias científicas SINC.
“Es un problema extraordinariamente grave para los astrónomos aficionados, porque la mayoría de la gente vive en zonas bastante contaminadas, y la situación está empeorando rápidamente. Es probable que los cuerpos celestes que hoy son débiles o difíciles de ver pronto desaparezcan por completo de la vista”, advirtió el autor principal, Christopher Kyba, de la Universidad alemana Ruhr de Bochum a SINC.
Kyba aclaró que los resultados que obtuvieron “no pueden generalizarse a los astrónomos profesionales”, porque sus observatorios están situados más lejos de donde tomaron parte los participantes.
El cambio en la visibilidad de estos, detectado por los ‘ciudadanos científicos’, equivale a un aumento anual del 9,6% en el brillo del cielo, una tasa “más rápida” de lo que indican los satélites, agregó el portal.
Durante la investigación solicitaron a los voluntarios que compararan mapas estelares del cielo nocturno de diversos niveles de contaminación lumínica con lo que podían ver con sus propios ojos a través de la plataforma on line.
Según los resultados, el brillo del cielo nocturno aumentó entre un 7 y un 10% al año debido a la luz artificial, lo que equivale a que, en menos de ocho años, se duplicó.
Este aumento es “muy superior a las estimaciones de la evolución de las emisiones de luz artificial (aproximadamente un 2 % anual) registradas por los satélites”, precisó el portal.
Desde el espacio, estas naves pueden medir el brillo celeste mundial con una resolución y una sensibilidad limitadas y, con frecuencia, son “ciegos” a las longitudes de onda de la luz producida por las luces led que dominan la iluminación en la última década, explicaron.
El tipo de contaminación lumínica denominada “skyglow” es la responsable del brillo visible del cielo nocturno y de la merma en nuestra capacidad para ver las estrellas, precisó SINC.
El investigador subrayó además que la solución a la contaminación lumínica se conoce desde hace muchos años: “Iluminar solo la zona que se necesita, solo durante el tiempo requerido, utilizando la cantidad de luz necesaria y evitar el uso de luces que tengan radiación ultravioleta e intentar minimizar las emisiones de luz azul”.
“Nuestro fracaso colectivo proviene del hecho de que muchas o la mayoría de las personas que instalan luces no siguen estos buenos principios de diseño”, señaló y explicó que las personas suelen tener la idea de que más luz mejorará la visibilidad, pero “no es cierto”.
“La visibilidad depende de los mismos principios de diseño que minimizan la contaminación lumínica”, concluyó Kyba e invitó a “seguir colaborando” con el proyecto que sigue en marcha con versiones en inglés, español y catalán.