Docentes multilingües de la Argentina llamaron a revitalizar las lenguas de los pueblos originarios e incorporarlas a la vida cotidiana para “adquirir su forma de representar el universo, su cosmovisión y espiritualidad”, en el Día Internacional de la Lengua Materna.
Fue, precisamente, la educación multilingüe el tema elegido este año por la Unesco para celebrar esta fecha con el objetivo de promover la diversidad lingüística y cultural, y el plurilingüismo a nivel mundial.
El Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamado por la Unesco el 21 de febrero de 2000, y recuerda al Movimiento por la Lengua Bengalí, que que fue reprimido en 1952, por la policía y el ejército pakistaní, que ocupaba Bangladesh, al abrir fuego contra la multitud que se manifestaban por sus derechos lingüísticos en Dacca, la capital de ese país, ocasión en que tres estudiantes fueron asesinados.
Lenguas que mueren
Según la UNESCO las lenguas habladas por menos de 5.000 personas, están muriendo a un ritmo alarmante y se estima que en la actualidad existen algo menos de 6000 lenguas en todo el mundo y prácticamente la mitad de ellas corren peligro de extinguirse antes del final de este siglo.
Entre las causas de la muerte de las lenguas están la globalización y las guerras con sus desplazamientos y exilio de los hablantes, son factores que las ponen en riesgo y al menos, unas veinticinco desaparecen cada año.
En la actualidad, hay casi 3000 lenguajes carecen de escritura y el inglés, el español y el chino son los más hablados. Según la BBC, durante el último siglo se extinguieron alrededor de 400 idiomas, uno cada tres meses, y la mayoría de los lingüistas estiman que la mitad de las 6.500 lenguas restantes del mundo habrá desaparecido a finales de este siglo aunque, algunos llegan a situar esta cifra en el 90%.
Invasiones territoriales, las mal llamadas colonizaciones, fenómenos migratorios, empobrecimiento económico, son también algunos de los gérmenes que atentan contra el idioma. Inclusive variables que abarcan diferentes aspectos de crecimiento poblacional, la falta de documentación, reconocimiento legal, política educativa, indicadores socioeconómicos y por supuesto características ambientales son muestras de la pérdida del idioma.
Un ejemplo: el tsunami del Océano Índico en 2004 provocó que pequeños grupos étnicos de las islas Andamán prácticamente se extinguieran y con ellos su herencia lingüística.
Lenguas e idiomas
Una lengua se convierte en un idioma cuando un pueblo la utiliza para comunicarse entre sí y crea una identidad cultural.
Por eso la muerte de un idioma es la muerte de una cultura, una raza; sin lengua somos seres sin identidad.
La lengua materna y la lengua madre
La lengua materna es la primera voz que se escuchs, la de la madre, su idioma, la herencia, el principio comunicacional con el exterior.
En países como Argentina, donde la inmigración forzó un bilingüismo, sobre todo a mediados del siglo pasado, también resulta esta particularidad una aceleración para la muerte de la primera lengua materna, si se quiere.
En América murieron de modo estrepitoso idiomas y dialectos tras la conquista de españoles y portugueses.
Según la lingüista Peggy Mohan “la muerte de una lengua no es gradual sino generacional”. “Ocurre a causa de acontecimientos externos y no por algo en la lengua. Sucedió con el bhojpuri en el Caribe. La primera generación puede seguir hablando una lengua, pero sus hijos se ven desestimulados para utilizarla porque, como ocurrió con el bhojpuri, los beneficios del conocimiento del inglés son mucho mayores. Cuando el entramado de frases incorrectas empieza a aparecer en el habla de los no nativos, ya se ha superado el punto de no retorno”.
A partir de dos estudios realizados por la Universidad de Oxford en 2018 y 2021, las lenguas amenazadas son el creole holandés berbice, mapidiano y mawayana en Guyana; el tawahka, tolupan y maya-chortí en Honduras; el kiliwa, ocuilteco, matlatzinca y ópata en México y el rama y miskito en Nicaragua.
India hoy conserva una pluralidad de 400 lenguas minoritarias de las que se cree había el doble. Las grandes lenguas amerindias tienen asegurado el futuro por su gran vitalidad: el quechua con ocho millones de hablantes, el guaraní con siete millones (más de 90% de la población paraguaya lo habla), el nahua con un millón o las lenguas mayas con seis millones en sus variantes lingüísticas yucateco, quiché, mamé, cachiquel, y pocas más.
En Brasil es particularmente alarmante: hasta el siglo XIX se hablaban aproximadamente mil variantes dialectales de las cuales se mantienen apenas 200. En Finlandia se hablan diferentes dialectos lapones que mancomunan a menos de 200 habitantes lo cual presupone una pérdida prácticamente inmediata. Parte de la misma familia urálica, el sami en Noruega y en Suecia corren la misma suerte.
En la Isla de Man en el Reino Unido, el último orador de su lengua primera, Ned Maddrell murió en 1974, aunque lograrn resucitar la lengua y alrededor de 5.000 personas lo hablan.
El livonio, de origen letón, murió con su último parlante, un hombre que falleció en 2013. Y aunque haya registro de 300.000 parlantes del bretón, la zona de la Alta Bretaña en Francia, también está perdiendo su fuerza.
Grecia padece la muerte de varias de las mutaciones idiomáticas que ha sufrido a lo largo de la historia, lo mismo Italia, Francia, Bélgica, Alemania y Croacia. De todas estas lenguas ancestrales prácticamente no queda registro literario.
En Suecia, por ejemplo, el pite sami lo hablan unos diez habitantes del condado de Arjeplog. Lo mismo ocurre con el votic, al oeste de San Petersburgo en Rusia.
El gagaúzo en Bulgaria; el walser, un dialecto alemán de Suiza arcaizante que tiene su origen en la Edad Media y hoy lo hablan unas cien personas.
El riesgo de la pérdida
En La muerte de las lenguas, el lingüista David Crystal escribe que no caben distinciones entre lenguas mayores y menores: toda lengua es un sistema profundamente humano de comprensión del mundo. Toda lengua, como se encarga de señalar Crystal, contribuye a la totalidad del conocimiento humano y muchos, “mayores o menores” tienen fecha de defunción.
Una de las teorías clave del libro, a este propósito, es el análisis del bilingüismo: según afirma Crystal, aproximadamente la mitad de la población mundial es bilingüe lo que para el especialista, es una situación cultural y socialmente ventajosa.
Las lenguas originarias y su legado
En la actualidad son reconocidas en Argentina entre 16 y 36 lenguas originarias con distintos grados de vigencia entre las poblaciones que, en muchos casos, están en estado crítico.
Docentes bilingües coincidieron, en que su aprendizaje sería “un paso esencial al momento de descolonizar nuestros Estados en todos sus niveles” y además, “porque la lengua es la puerta de acceso a cosmovisiones que practican el buen vivir, tan necesario en los tiempos que corren”.
Los entrevistados también destacaron como importante la incorporación de la pregunta lingüística en el Censo 2022 que arrojará datos más cercanos a la realidad respecto de la cantidad de hablantes indígenas, “puesto que no hay estudios estadísticos, exhaustivos, nacionales o internacionales, realizados en el país con esta intención”.
Iniciativas para rescatar las lenguas
En la localidad chaqueña de Pampa del Indio enseñan las lenguas de los pueblos qom, wichí y moqoit en el Centro de Estudios Superiores Bilingüe Intercultural donde funciona un instituto con cinco carreras terciarias y dos escuelas secundarias. Todos los profesorados y tecnicaturas son dictados con la modalidad bilingüe intercultural.
“En la actualidad, el instituto cuenta con una matrícula de 370 estudiantes entre las distintas carreras; quienes al egresar se suman al sistema educativo provincial para dictar clases en escuelas secundarias de Chaco”, afirmó Miguel García, docente qom y rector del complejo educativo.
La educación bilingüe intercultural es una modalidad que comenzó a gestarse, en esa provincia, a partir de la sanción de la “Ley Provincial del Aborigen”, en 1987, que reconoce que los pueblos qom (tobas), wichí y moqoit (mocoví) “tienen derecho a estudiar su propia lengua en las instituciones de enseñanza primaria y secundaria de las áreas aborígenes”.
El Tigre guaraní
Verónica Gómez, investigadora y profesora de lengua guaraní en el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Universidad de Buenos Aires y en el municipio de Tigre, contó: “Hace más de 10 años que estoy dando clases de guaraní y veo que mucha gente va a las cursadas con la inquietud de recuperar el idioma de sus madres, padres, abuelos y ancestros y terminan fortaleciendo su identidad guaraní y sus raíces indígenas”. La profesora vive en Quilmes y pertenece a una de las primeras familias de origen paraguayo que se radicaron en la zona.
El guaraní se habla en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, donde es oficial desde 1992, aclaró la docente e investigadora guaraní.
“Unos años antes de que se oficialice nuestro idioma en Paraguay, las personas que estaban trabajando para la oficialización crearon un alfabeto que es utilizado en aquel país, pero también hay otros en Argentina y Brasil que difieren del paraguayo”, explicó sobre el grafemario.
Grafemas para el mapugundún
En cuanto al alfabeto escrito, si bien las lenguas indígenas ancestralmente no utilizaban grafemario tal como los conocemos en la actualidad: “el idioma mapuche empezó a escribirse en los años 1600 por personas que pertenecían a distintas corrientes evangelizadoras”, indicó Pablo Cañumil, integrante de la comunidad Cañumil, quien hace mas de diez años enseña y sigue aprendiendo el mapugundun, la lengua mapuche.
Cañumil, a su vez, es un kimelfe, una persona que enseña, del Instituto Nacional de Lengua Mapuche Mapuguletuaiñ, y, también, es docente de la Universidad Nacional de Rio Negro.
“Recién el el año 1986 integrantes del pueblo mapuche se reunieron para tratar de unificar una escritura y en ese año salieron varias formas de escribir; en la actualidad los grafemarios mas utilizados son el azümchefe, el unificado y el ragilhew”, precisó.
Para Cañumil, “la importancia en estos momentos, es recuperar algún nivel de uso del mapungdún en nuestra vida cotidiana, en nuestro andar como mapuche, porque mantener el mapungdún u otras lenguas es también tener diferentes miradas de una cosa; cada idioma aporta algo a nuestras vidas cuando lo aprendemos”.
Revitalizar las lenguas
En la actualidad muchas lengua están en una situación critica, entre ellas el mapungdún, “por eso es que hoy se está hablando de revitalización, que resumidamente seria poder darle vigor a ese idioma, vitalidad, recuperar algún nivel de uso en nuestras vidas cotidianas de las personas mapuche”.
A su vez, señaló, que “toda lengua tiene una forma de representar el universo que rodea a cada persona con respecto a la espiritualidad, por eso si se quiere aprender sobre cosmovisión y espiritualidad es necesario aprender el idioma primero”.
Mapuches y quechuas han compartido desde tiempos remotos extensos territorios de encuentro e intercambio “por lo que palabras de ambos idiomas se pueden encontrar en el habla y las prácticas culturales del otro”, señaló Suyana Magalí Gingins, integrante de la comunidad Mink’akuy Tawantinsuyupaq quie, además, es profesora de lengua y cultura quechua en Universidad Nacional de La Plata y la Municipalidad de Almirante Brown.
El quechua andino
La lengua quechua o quichua es hablada en una gran extensión territorial a lo largo de toda Sudamérica: “Se dice que esta forma de nombrar al idioma proviene de la voz qheshwa que quiere decir ´valle templado´ haciendo referencia al lugar en el que esta cultura ancestral se desarrolla. esta palabra se utiliza también para nombrar a todas las personas y seres que habitan los valles y la cultura de este pueblo”, explicó Suyana. “También existe una manera de nombrar sólo al idioma en el habla propia y es ´runasimi´ que significa ´voz de la gente´, señaló.
La escritura actual del runasimi utilizando el alfabeto latino tuvo sus inicios durante los primeros años de la colonia, de la mano de cronistas y curas, estos últimos con la intención de aprender y enseñar la lengua para evangelizar.
“Es importante mencionar que la escritura alfabética no es el único tipo de escritura posible y que más allá de que la conquista haya destruido las casas de estudio propias de nuestra cultura milenaria y se haya ´perdido´ mucha información, hasta el día de hoy podemos ver indicios de sistemas de reproducción de mensaje como fueron los toqapus, los khipus y como son los dibujos o ´pallay´ representados en los tejidos de cada comunidad”, relató.
Runasimi “es un idioma que presenta muchas variedades dialectales vinculadas a su propio devenir en cada región, y una gran cantidad de hablantes, que se estima entre los 8 y 10 millones en la actualidad”, añadió.
Este idioma se constituyó como la lengua de intercambio comercial y de parentesco del extenso territorio del Tawantinsuyu, hoy mal conocido como Imperio Incaico. Esta gran confederación abarcaba desde lo que hoy se conoce como sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Argentina y Chile.