Hace exactamente una década, La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires quedó bajo el agua en una noche de tormentas en la que se reportaron oficialmente 89 muertos pero las morgues rebalsaban de cadáveres que nadie contó.
Eran las 18 cuando comenzó a llover, cuando llegó la energía eléctrica se cortó y el agua comenzó a entrar en las casas. Desde ahí fueron minutos para que el agua supere el metro y medio de altura y devore los bienes de los platenses.
Los techos fueron el refugio de miles de familias aisladas de todo que pasaron la noche entre gritos y cuerpos que flotaban en lo que alguna vez fueron calles. Tras la tormenta, La Plata era una ciudad dislocada.
Mientras se trataba de organizar un auxilio solidario pero sin precisiones ni liderazgos, el intendente platense, el peronista Pablo Bruera, falseó la fecha una foto que lo ponía en el centro del dolor cuando, en realidad, estaba de vacaciones en Río de Janeiro mientras La Plata se ahogaba en 392 milímetros de agua de lluvia caídos en menos de cuatro horas.
La catástrofe anunciada
La inundación tuvo varias causas y todas previsibles: La Plata es una zona inundable, el drenaje no estaba adecuado al crecimiento demográfico, los desagües sin mantenimiento, los arroyos sin dragar, la basura sin levantar.
“Nosotros formamos la asamblea vecinal después de la primera inundación que fue el 28 de enero del 2002, cuando estaba (Julio) Alak a la cabeza. Ese día, el agua llegó hasta los 50 centímetros en mi casa, en 9 y 32. Después, en abril del 2008, también hubo una anegación que nos asustó”, contó una de las vecinas: Bruera y la gestión provincial a cargo de Daniel Scioli no hicieron caso.
Para la Justicia que nunca pudo contar los cadáveres, la vida de cada muerto costó 2.500 pesos y sólo la de algunos, eso sí hubo un condenado: En 2019, Sergio Ariel Lezana, director de Defensa Civil admitió: “Reconozco que no he cumplido mi función” como director de Defensa Civil.
La jueza Claudia Grecco le aplicó a Lezana el máximo de la condena por el delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público” consistente en una multa de $12.500 y un año de inhabilitación para ejercer cargos.
Todo cerrado y atado. Apenas el recuerdo de los familiares de las víctimas que hoy se reunirán entre ellos en Plaza Moreno, para pedir justicia.
Cuántos murieron esa noche
En principio, las administraciones de Daniel Scioli y de Cristina Kirchner cerraron el número de víctimas en 51, una cifra que fue judicializada en una causa a cargo de Luis Arias, exjuez destituido, quien ahora es concejal platense por el Frente de Todos.
Arias investigó tres causas: el número de víctimas; la morgue policial donde descubrieron que enterraban cuerpos sin identificar aún teniendo el DNI; y la relocalización de quienes vivían en la zona de los arroyos y estaban desaparecidos.
El lunes 8 de abril, apenas seis días después: apareció la primera víctima no reconocida oficialmente pues la policía le habían falseado el certificado de defunción poniendo carcinoma donde debía decir ahogado: fue encontrado por su propia hija.
Así, la retirada del agua y de la Bonaerense traía las denuncias de que los infartados ante la chance de morir ahogados, los que murieron esperando una ambulancia, y esa constelación eran consignados como paro cardíaco en causa de la muerte y no por ahogamiento.
Arias denunció que la policía no lo dejaba trabajar, de la mano de Gendarmería Nacional, allanó el Ministerio de Seguridad para acceder al sistema de de huellas digitales y del registro de llamadas al 911 para enterarse que un microcorte de energía había borrado los archivos.
De 51 saltaron a 89, cifra que cerraron pero los sobrevivientes insisten en que queda mucho por contar.
Con la muerte llegaron las promesas. Un informe de la Coordinadora de Inundados de La Plata, denuncia que gran parte de las mejoras hidráulicas que comenzaron en 2016 quedaron paralizadas.
Durante el gobierno de Julio Garro en La Plata y de María Eugenia Vidal en Provincia, se comenzaron a realizar una serie de obras que formaban parte del Plan de Reducción del Riesgo por Inundaciones (PRRI), programa que data del 2016, que llevó una inversión superior a los 200 millones de dólares.
La primera etapa, la cual fue comenzada, pero aún no terminada, contempla un mega proyecto hidráulico
Las obras que no son
Del plan se completaron estas obras: Revestimiento del Arroyo El Gato desde las vías de Avenida 1 hasta, la Avenida 143; aliviadores de 131, del Arroyo Regimiento y del Arroyo Pérez; desagües de la cuenca del arroyo Maldonado; perfilado del Arroyo El Gato hasta el Río de la Plata; puente de diagonal 74; reservorio hídrico en 137 y 72, en Los Hornos.
Quedan por terminar los puentes en Avenidas 131, 520, 13 y Camino Centenario; los de las calles 3, 12, calle 133 y 135; plan hidráulico de Villa Elvira; la obra integral en calle 600, desde 6 hasta 122; el parque recreativo de 137 y 72, en Los Hornos; y la obra hidráulica del arroyo Carnaval: se revistió de las vías a la calle 18.
Recién ahora se licitaron las obras del ramal de arroyo Maldonado que va de calle 96 a 600 y la obra hidráulica de Villa Castells.
Difícil descansar en paz en La Plata.