Llegó a Lanús el Inclukiosco, un espacio para el desarrollo de personas con discapacidad

En el predio de la Municipalidad de Lanús funciona el Inclukiosco, un proyecto que favorece la inserción social y laboral de las personas con discapacidad.

Quienes visiten el palacio municipal de Lanús podrán encontrar una nueva edificación entre los jardines y dependencia comunales: el Inclukiosco, un kiosco atendido por personas con discapacidad, diseñado como un espacio profesionalizante para los alumnos y graduados de escuelas especiales y del Centro de Formación Integral (CFI) del distrito.

El impulsor de esta iniciativa es Silvio Catania, fundador y presidente de la Fundación Argentina para Personas con Discapacidad (FAPPCODI), y que logró poner en marcha este local tras mucho trabajo.

“Yo tuve la oportunidad y quiero que los demás también la tengan. Creo que desde el lugar que estoy hoy en día trato de hacer lo más que puedo sobre ese tema”, asegura Silvio quien quedó ciego a los 21 años por una atrofia bilateral del nervio óptico sin etiología.

Silvio sabe que si bien la Ley 22.431 establece un cupo laboral en los organismos públicos del cuatro por ciento para la población con discapacidad, el texto de la ley suele ser letra muerta como asegura un pedido de informes de la Cámara de Diputados firmado por la radical Carla Carrizo.

El trabajo alerta que según los últimos datos disponibles el “79 por ciento de las 191 jurisdicciones” obligadas “tienen 3011 personas con discapacidad contratadas”, una cifra que apenas representa un 0,90 por ciento de quienes trabajan en cualquiera de las modalidades de empleo o contratación”. Apenas una cuarta parte de lo que exige la ley.

La puesta en marcha del Inclukiosco fue aprobada por el Deliberante y él mismo lo levantó con ladrillos reciclados de polipropileno y que cuentan con un sistema de encastres que permite que personas con discapacidad puedan sumarse a la construcción.

La idea es replicar este proyecto que si bien está registrado, desde la fundación están dispuestos a abrir los los derechos para ayudar a que se expanda..

El kiosco brinda una pasantía profesionalizante de 120 horas totales para atender el kiosco en dos turnos con tres personas cada uno, de 8 a 12 y de 13 a 15, y que cuentan con la supervisión de un Maestro de Inclusión Laboral (MIL).

Finalizada la pasantía, los alumnos reciben el certificado para acreditar todo lo aprendido por parte del Consejo Provincial de Educación y Trabajo (COPRET).

Atender al cliente, manejar máquinas registradoras, usar calculadoras para el vuelto, limpiar su lugar de trabajo, aprender a usar la cafetera son algunas de las tareas que deben desarrollar muchas veces con procedimientos adaptados a través de estrategias pedagógicas para garantizar que puedan cumplir los objetivos.

También resuelven problemas como, por ejemplo, aprender a ir y venir solos de sus casas o encarar un imprevisto.

Si bien no tienen un sueldo, reciben un incentivo económico por las tareas realizadas.

Una de las ideas que ya es proyecto es presentar a la Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires una propuesta para que quienes se hayan capacitado trabajen en los kioscos de las escuelas.

La idea es que cuando lleguen a la edad jubilatoria, establecida en 20 años de aporte o 45 de edad, dejen el lugar libre para que sea ocupado por otra persona con discapacidad, para crear un ciclo contínuo de capacitación y funcionamiento.