Una reliquia de San Antonio de Padua llegó a San Vicente

La parroquia de Alejandro Korn recibió una reliquia de San Antonio de Padua, el santo al que se le pide su intercesión para hallar objetos perdidos.

Los devotos de San Antonio de Padua ya pueden visitar una reliquia del santo traída desde Italia, que fue emplazada en la parroquia de Alejandro Korn, partido de San Vicente, que lleva su nombre.

En el marco de la fiesta patronal de esa comunidad, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, recibió ese fragmento del cuerpo de quien es venerado en todo el mundo, a quien se le pide su intersección para hallar objetos perdidos, incluso el amor, y es patrono de los pobres, los viajeros, albañiles, panaderos y papeleros.

Con la presencia del patrono y la imagen de Nuestra Señora de la Paz, en el último día de su visita a la comunidad, la jornada comenzó con la procesión por las calles alejandrinas y culminó con la celebración de la misa, que fue presidida por Lugones, junto al administrador parroquial, presbítero Gustavo Oubiña; los vicarios, presbíteros Matías Carrizo y Horacio Fasce; y el segundo párroco de la comunidad, presbítero Armando Germán.

Al término de la celebración, el obispo ubicó la reliquia, traída de la basílica de San Antonio de Padua, Italia, que es dirigida por los franciscanos de la Orden de Frailes Menores Conventuales, en un lugar especial para su veneración.

La iniciativa se dio en el marco del trienio jubilar que la parroquia inició hace tres semanas con la realización de una asamblea y que culminará en 2026 cuando se cumplan 125 años de la construcción del templo ubicado en Raccone 152.

San Antonio de Padua nació en 1195 en Lisboa bajo el nombre de Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo y, a los 15 años, ingresó a los Canónigos Regulares de San Agustín, donde comenzó su camino de fe. Pero, en el año 1220, se unió a la Orden de los Frailes Menores, fundada por San Francisco de Asís en 1209, y fue allí donde adoptó el nombre con el que se lo conoce.

Al igual que otros franciscanos, decidió emprender viajes fuera de Europa para predicar la palabra de Cristo, y desembarcó en Marruecos dispuesto a ser un mártir. Sin embargo, una grave enfermedad lo aquejó y forzó al reposo. Por ello, imposibilitado a lograr su cometido, decidió volver a Portugal, pero el barco que lo condujo por el Mediterráneo debió anclar de emergencia en Sicilia, Italia.

En 1221 mantuvo un encuentro con Francisco, creador de la orden en la que predicaba. En Italia se destacó como predicador y por sus cualidades académicas se convirtió en uno de los docentes de Teología más jóvenes de la Universidad de Bolonia, considerada la más antigua de Europa.

Su fama y reconocimiento crecieron a un punto tal que, en 1227, fue nombrado ministro Provincial y quedó a cargo de las órdenes franciscanas del norte de Italia. En este momento, se trasladó a Padua y se estableció en la comunidad franciscana de la iglesia Santa María Mater Domini. Allí murió a los 36 años.

Su canonización fue una de las más rápidas de la historia: el papa Gregorio IX lo hizo menos de un año después de su muerte, el 30 de mayo de 1232.