Siete años sin el expreso de Costa Pobre

Se cumplen siete años del cierre del tren que recorría la ribera del Riachuelo y unía Lanús con Matanza.


Hace siete años, el tren Belgrano Sur, ese de trocha angosta que recorría las orillas pobres del Riachuelo a lo largo de un rosario de estaciones de los partidos de Lanús, Lomas de Zamora y La Matanza dejó de circular.

Pese a que hubo iniciativas de puesta en valor y modernización, la destrucción irreversible de sus infraestructuras, la intrusión de las vías que fueron ocupadas por construcciones tan precarias como ilegales y el nulo interés de las administraciones que lo condenaron a la muerte por demolición hacen que esta vez no haya milagro de resurrección para la más precaria de las líneas conurbanas.

El ramal Puente Alsina-Aldo Bonzi de la Línea Belgrano Sur nacía en Valentín Alsina y fue construido por el Ferrocarril Midland a principios del siglo pasado a instancias de la Provincia de Buenos Aires y se extendió hasta Carhué.

Cuando Juan Domingo Perón estatizó los ferrocarriles, los ramales de trocha angosta se agruparon en el Ferrocarril Belgrano y se construyó el empalme entre Aldo Bonzi y Tapiales.

En 1976 la cabecera que terminaba en Libertad, partido de Merlo, se extendió hasta el Kilómetro 34 que fue rebautizado tras la Guerra de Malvinas como Marinos del Crucero General Belgrano. Ese mismo año se levantó el ramal que llevaba a Carhué.

Tras la privatización durante el gobierno de Carlos Menem los trenes originados en Marinos llegaron, en principio, a Tapiales y luego a la cabecera en estación Buenos Aires, lo que transformó a Puente Alsina-Aldo Bonzi, en un ramal secundario de vía única que languideció con una puñado de servicios diarios y que demoraba casi una hora para recorrer 13 kilómetros entre la decadencia de barrios que abandonaron la esperanza para sumergirse en la miseria.

Puente Alsina, Villa Diamante y Villa Caraza en Lanús; Villa Fiorito, Ingeniero Budge y La Salada en Lomas de Zamora; el cruce del Matanza, y Kilómetro 12 y Aldo Bonzi en Matanza eran los eslabones oxidados de una Argentina que olvidó sus sueños.

La realización de una obra de desagüe fue la excusa para el cierre temporal que se hizo eterno y permitió que más de 1000 familias construyeran sus ranchos sobre vías muertas.

Un último estertor fue la habilitación del tramo entre Kilómetro 12 y Bonzi y que llegó hasta Libertad. Duró poco: se fue con la pandemia de coronavirus. La suspensión de la obra pública por parte del gobierno del ultraderechista Javier Milei, sumó un clavo al ataúd.