La historia nos sitúa en aquella jornada en el que se aclamó la “fórmula de la Patria”, la CGT había realizado un acto central pidiendo que Evita junto a Perón fueran la fórmula presidencial. Luego de las palabras de Eva, “no renuncio a la lucha, renuncio a los honores”, es recordado el 22 de agosto de 1951 como el día del Renunciamiento Histórico.
Oficialmente renunciaría el 31 de agosto de 1951 mediante un mensaje radial realizado por Evita dirigido al pueblo argentino, dando por terminado aquel sueño de una generación que se resumía en esa fórmula que no fue Perón-Perón, junto a la abanderada de los humildes.
Los derechos sociales, económicos y culturales habían sido consagrados en la Constitución Nacional y promovidos como política de estado, la ley de voto femenino era una realidad y en noviembre de 1951 se concretaría; eran los logros del Gobierno Peronista surgido en 1946 y ello significaba la efectiva participación de la mujer en la vida política ocupando lugares en las listas de candidatos.
En aquel Cabildo Abierto del 22 de agosto 1951 realizado en la Av. 9 de Julio, Evita les daba argumentos a su pueblo para sostener la renuncia de la siguiente manera “saben que todo lo que hice no fue nunca para ocupar ninguna posición política en mi país. Y yo no quiero que mañana un trabajador de mi Patria se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres que no me comprendieron, ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago por intereses mezquinos…”.
La activa participación de la CGT en el congreso del justicialismo que contó con una alta adhesión de las delegaciones de todo el país, tenía un único objetivo, responder a la multitud que esperaba que la fórmula presidencial reflejara la comunión de esas dos figuras relevantes que transformaron la argentina de mitad de siglo veinte.
Evita ocupaba un lugar destacado junto al General, y su labor se correspondía con ese espacio preponderante, seguramente se imaginaba parte activa de esa fórmula presidencial, pero además del momento político influía de modo gravitante su estado de salud, que meses mas tarde la llevara a emitir el voto desde su cama.
Evita emitiría una cadena radial para anunciar su declinación a la fórmula diciendo “no tengo en estos momentos, más que una sola ambición… que de mí se diga… que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que Perón convertía en hermosas realidades y que a esta mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita”.
El pueblo sabe del esfuerzo y entrega por parte de Evita y que bien podría haber ocupado esa vicepresidencia, por ello se recuerda aquel 22 de agosto en que se destaca la actitud militante y de gran ser humano.
Evita vive en el corazón del pueblo, es un ejemplo a seguir, por su pasión puesta frente al desafío de un cambio histórico que vivió la Argentina de mitad de siglo veinte. Su frase es emblema de miles de militantes que brindan sus horas para tender una mano y que nunca piden nada a cambio, ella dijo y fue consecuente “renuncio a los honores, pero no a la lucha”.