Argentina le dice “no” al Pacto del Futuro

"Queremos tener alas para nuestro crecimiento en libertad", aseguró Diana Mondino al rechazar el acuerdo firmado por 193 países.

Mondino - Pacto del Futuro

El Gobierno del presidente Javier Milei decidió que la Argentina no se sumará al Pacto del Futuro que firmaron los 193 países que integran las Naciones Unidas.

“Argentina anuncia la disociación del Pacto del Futuro. En la nueva Argentina no hay lugar para agendas internacionales totalitarias”, subrayó el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo.

El funcionario nacional lo anunció en sus redes sociales junto a una fotografía de la canciller Diana Mondino en el momento en que oficializó la postura de la Argentina sobre el tema.

Mondino sostuvo que “muchos de los puntos de este Pacto, con sus anexos, presentan reservas y objeciones o son retardatarios de la nueva agenda de Argentina”.

“Estos documentos se vienen trabajando desde el 2022 con otro gobierno y el actual gobierno argentino se encontró con las negociaciones ya avanzadas. Aun así, propusimos acciones constructivas que no siempre fueron tomadas en cuenta y eso nos lleva a disociarnos”, precisó.

Asimismo, señaló: “Nuestras reservas y objeciones al Pacto del Futuro no son, sin embargo, un obstáculo para la Argentina porque, por el contrario, queremos tener alas para nuestro crecimiento en libertad”.

El Pacto del Futuro fue adoptado este domingo por los 193 Estados miembros de la ONU, pero ahora la Argentina se desenganchará.

¿Qué dice el Pacto del Futuro?

El proyecto prevé 56 acciones para hacer frente a los “mayores desafíos de la época”, entre los que incluye el mantenimiento de la paz, el cambio climático y las potenciales amenazas de la inteligencia artificial (IA).

El acuerdo también busca acelerar los esfuerzos para erradicar la pobreza extrema, el hambre, promover la educación y lograr igualdad de 
género.

El Pacto del Futuro también abre la posibilidad de modificaciones en el poderoso Consejo de Seguridad del organismo, en momentos en que se ve virtualmente paralizado por el poder de 
veto de Rusia y Estados Unidos.
La idea es conformar un Consejo de Seguridad “más representativo” y “más eficaz”.